Mi mayor deseo III

En cuanto tuve la oportunidad me fui, realmente no lo pude evitar no lo planee, simplemente surgió. Necesitaba salir, ser libre y poder alimentarme yo sola de una persona tenía sed, no mucha pero la suficiente para irme en busca de más. En el fondo sabía que él se enfadaría pero que acabaría perdonándome, nuestro amor podía con todo.


Me fui lejos con la intención de que Nicolás no me encontrara, quería disfrutar sola de alguna persona que iba a seleccionar al azahar. Solo sería una y regresaría, le diría a él que lo había conseguido y seguiríamos como siempre los dos con nuestra vida y sangre fresca.


No llegué tan lejos como tenía pensado, pero si me alejé de nuestra morada, cuando me di cuenta tenía más sed de la que pensaba pues ese olor a sangre y el latido de cada persona me empezaba a perturbar un poco. En mi cabeza me repetía que podía, que esta vez lo conseguiría, me alimentaría y pararía a tiempo para que esa persona siguiera su vida.



NICOLAS

Me estaba volviendo loco, me recorría las calles buscándola pues sabía que no podría parar, ya me lo había demostrado y me extrañaba que esta vez fuera diferente. Temía por ella, pues había escuchado cosas de la gente, como que alguien rondaba por allí intentando averiguar si había vampiros para demostrarlo. No quería no pensar si la encontraban, sabía que la haría múltiples locuras si es que no acababan matándola.
Por casualidad mientras miraba por todos lados intentando no levantar sospechas, me di cuenta de una cosa alguien andaba detrás de mí, parecía que me seguía. Intente apresurarme y hacer que me perdiera, lo conseguí o eso pensaba, me escondí por un callejón y pude divisar una atrocidad, ella estaba allí con una persona inconsciente la estaba matando. Me acerque rápidamente a ella y la intente frenar para que parara.


-Clara escúchame tienes que parar, lo estas matando piénsalo –la decía- estamos en peligro, tenemos que irnos ya ha sido suficiente.

Al fin paró obligada pero conseguí que me mirara, y se dio cuenta que otra vez había fallado. La abrace y la consolé, la levante del suelo y cuando íbamos a irnos sentimos una presencia. Miré y era el hombre que me estaba siguiendo, pues llevaba el mismo atuendo, me asuste mucho.

Temí más por ella que por mi mismo, pues realmente el amor que siento hacía ella es inmenso, y sé que daría mi vida por ella mil veces. Y eso hice, la cogí y le dije que se fuera que huyera y no mirara atrás. Ella se negaba no quería dejarme solo.

-Vete, hazme caso por una vez. -la decía desesperado-

-No pienso dejarte solo -me contestaba una y otra vez-

Como sabía que no me haría caso la dejé ahí medio oculta y fui detrás del hombre pues ya estaba cerca, demasiado cerca. Podía olerle era humano, pero cuando le tuve enfrente vi que llevaba algo en la mano y no me dio una espina. Le intente retener, pero el sabía quién era y lo que era, seguramente sino no me habría seguido. Me abalance hacía él para morderle, pero en ese momento apareció ella para detenerme e hizo que el individuo le apuntara con una especie de arma que no había visto nunca, pero no era una pistola.

En ese instante lo vi claro, forcejee con él mientras la gritaba que se fuera, aunque fue en vano. Y en lo que fue un segundo sentí que algo me quemaba por dentro. Dolor mucho dolor, porque me iba para siempre y porque no volvería a verla. Vi sus ojos inundados de lagrimas y rabia, la vi a ella y ese fue mi último recuerdo. Mi amor estaba viva y eso era lo importante, lo superaría y seguiría adelante, había valido la pena.

CLARA

Estaba muriendo lo veía en su mirada, por mi culpa. Había dado su vida por mí, y yo me sentía perdida, inmóvil sin saber qué hacer, pues el amor de mi vida se iba y no podía hacer nada solo llorar y gritar.

Me suplicaba que me fuera, y no sé cómo conseguí que mis pies se movieran del sitio y corrí sin descanso. No sabía lo que hacía ni a donde iba, solo me sentía sola y la tristeza me inundaba. Pero lo que sí tenía claro es que iba a vengarle, y me daba igual a quien me llevara por delante. Y si fuera necesario iba a dar mi vida por ello, como Nicolás había dado su vida por mí. Ya no me quedaba nada, solo podía acabar con ese ser despreciable que me había separado de lo mejor que tenía en mi vida, el único motivo por el que luchaba por ser mejor y me lo habían arrebatado. Ahora con rabia y más sed que nunca, iba a acabar con todas esas personas que quieren nuestra muerte en honor a él y de nuestra especie.

Mi mayor deseo II

Han pasado ya muchos meses, en los que Nicolás ha tenido mucha paciencia conmigo. Yo he intentado hacerlo bien, pero no he podido y el constantemente detrás de mi para guiarme por el lado correcto. Pensé que iba a ser más sencillo, pero la sed de sangre es muy grande, aunque me alimento no es suficiente para mi o no por el momento.

– Sabes que no está bien –me grita Nicolás desesperado-

-Lo siento, yo… Solo tenía sed –le digo con un cuerpo entre mis brazos-

-Me da igual, te he enseñado y no me haces caso –me dice nervioso-

-Lo intento de verdad, pero no puedo –le digo casi llorando-

-Tengo una solución –me dice pensativo-

Me ató literalmente paraqué no pudiera irme a ningún lado, al principio no fue difícil pero con forme iban pasando las horas era duro. Solo gritaba, pataleaba, le llamaba. Pero él no aparecía por allí en ningún momento, me dejó allí sola.

Nicolás

La escucho gritar desde la otra habitación pero me contengo, esto no puede ser así, tiene que aprender tiene que resistir. Se que cuesta, mucho y yo he sido lo peor durante los primeros años, por eso no quiero que ella pasé por esa fase y luego le albergue la culpa. Tengo que hacer todo lo que este en mi mano, porque verla así tan oscura me asusta.

La quiero mucho, me enamoré de ella desde que la empecé a vigilar, y luego con el paso del tiempo me gano por completo. El amor que tengo tan grande hace que esta situación pueda un poco conmigo, no me lo imaginaba así pero voy a luchar por ella, por salvarla.

Cuando no la escucho voy a la habitación, quiero saber cómo se encuentra, y me la encuentro agotada en la cama donde la he atado. Me acerco a ella, ha estado llorando, eso me rompe pero es por una buena causa. Me acerco a ella y la beso, la acaricio parece que descansa pero abre los ojos y me ve, se me queda mirando.

-Nicolás te necesito –me susurra-

-Ya estoy aquí para ayudarte-la digo sin parar de acariciarla-

-Tengo sed mucha sed -me dice-

-Lo sé, aguanta un poco Clara –la susurro-

Ella vuelve a cerrar los ojos y yo me quedo con ella a su lado lo que parecen horas y horas, para ver como evoluciona. Después voy a buscar sangre para ella, pues tiene que alimentarse pero no puedo dejar que lo haga directamente de una persona. La consigo y se la llevo, y me da las gracias cuando se la termina pero me dice que quiere más, y yo se lo niego.

Pasan dos o tres días así, yo intento controlarme estoy nervioso pues espero que todo esto funcione con ella, sino no sé cómo actuar. No me gusta la idea de que mi novia, ni nadie vaya matando personas, y menos Clara.

A la semana la veo algo mejor, aunque a veces delira un poco, o eso es lo que parece no estoy seguro del todo. Pero yo la cuido la alimento, la doy amor o todo lo que ella me deja, pues tiene ratos malos en los que la inunda la rabia. A las dos semanas cuando la veo ya mejor, voy a hablar con ella pues la voy a proponer desatarla pero estaré a su lado vigilándola.

-Clara mi amor –la digo al entrar-

-Nicolás –me dice-

-Tengo una buena noticia, hoy te voy a liberar –la digo sonriendo-

-¿Enserio? –me dice sonriendo ella también-

-Si pero estaré a tu lado en todo momento –la digo-

-Gracias –me dice-

La desato y ella me abraza, me da las gracias y me pide perdón por todo, pues esta muy arrepentida por lo que ha pasado, hablamos de todo lo que tiene que hacer para saciar la sangre, que si siente debilidad acuda a mi porque yo estoy aquí para ayudarla.

Todo quedo bien, ella contenta yo menos nervioso parecía que iba todo como lo esperado, hasta que un día me descuide un momento, pues tenía que conseguir más sangre para ella, aun no estaba preparada para ingerirla directamente de un humano. Cuando volví ya no estaba en la casa, la busque y rebusque pero nada. Y ahí ya me descontrolé pues imaginé lo peor, estaba enfadado, rabioso y decidido a encontrarla.


Mi mayor deseo

Me llamo Clara y vengo a contaros mi historia. Soy una persona normal, o al menos aparentemente, siempre me han fascinado las historias de vampiros. Cuando cumplí mis 18 años solo pedí ser vampiro, he leído mucho sobre, todo el mundo se ríe de mí pues dicen que no existe.

Un día de verano estaba volviendo a casa después de trabajar en una terraza de un bar, escuché un sonido pero yo seguí caminando sin darle importancia. Cuando llevaba la mitad del camino, escuché otro ruido me giré y no vi nada. Me empecé a extrañar cuando volví a escucharlo, por lo que me di la vuelta y dije » deja ya esta broma no me asustas, a mi no» pero nadie apareció.

Estaba en mi cuarto apunto de meterme a la cama, pero algo me llamó la atención y me asome a la ventana, me pareció ver a alguien abajo, pero se escondió. Yo decidida baje a ver quién era, podría ser quien me estaba siguiendo, pensé.

Abrí la puerta para salir de casa, y de repente alguien me cogió y me tapo la boca, solo pude escuchar un «estate tranquila estarás bien». Desperté en un sitio diferente al de mi casa, no sabía muy bien que había pasado, pero poco a poco fui recordando y me alarme un poco. Al instante entro alguien, intenté fijarme bien pero la oscuridad me lo impedía, no estaba atada ni nada, no entendía porque me habían llevado allí ni para que.

Se presentó me dijo que era Nicolás y que estaba allí para ayudarme. Yo no entendía nada, para que quería que me ayudara, se lo pregunté. El me respondió lo siguiente:

-Llevo observándote días, o quizá meses. Se que te encantan los vampiros y crees en ello, aunque los demás te lo niegan. Se que deseo pediste, y aquí estoy yo.

-¿Y que tienes que ver tú en esto?

-Voy a sacarte de dudas, y puedo ayudarte a ser vampiro, tanto como quieres.

Y lo entendí en cuanto vi sus colmillos, creí que estaba soñando. Pero se acercó y me dijo, cuesta controlarse pero yo ya soy experto en esto. Me cogió el brazo y empezó a beber sangre, me sentí rara dolía si pero aguante.

Paro, le costó pero paro, se apartó y luego me dijo que si quería saber más cosas de su mundo tendría que quedarme con él. Que luego yo decidiera que hacer cuando estuviera preparada. Y acepte, quería saberlo todo, les dije a mis padres que me había ido con una amiga de vacaciones que ya les contaría bien. Y ellos me creyeron, siempre había sido así de esporádica.

Estuve un mes con Nicolás, me enseñó tantas cosas que hasta me asusté un poco al principio, pero no quería separarme de él, ya no solo era el tema vampiro era Nicolás. Un día mientras estábamos mirando por la ventana, de noche, el me pregunto «entonces has decidido» y yo no supe que hacer, por un lado quería lo había deseado siempre y además él me importaba. Me había contado que estaba solo, no tenía a nadie, se pasaba la vida dando tumbos sin más, y que mi compañía le había cambiado la vida.

Estaba indecisa pero un día me lo volvió a preguntar y está vez si supe la respuesta. Habían pasado dos meses y mi familia apenas se había preocupado, él estaba a mi lado.

-Acepto, quiero ser vampiro y estar a tu lado para siempre.

-¿De verdad? -sonrió, estaba contento-

-Si -le conteste con una sonrisa-

Me prometió que siempre estaría a mi lado que no me dejaría jamás, que tendría paciencia y me ayudaría con el proceso, yo le creí pues en estos meses así había sido. Esa noche apenas dormí pensando que al día siguiente todo cambiaría, les dije a mis padres que me quedaba a vivir lejos, que había encontrado trabajo y al día siguiente me despedí de ellos.

Después de cinco meses aquí me encuentro con Nicolás, somos felices a nuestra manera. Ha tenido que tener mucha paciencia, pero juntos hemos podido y no me arrepiento. El ha sido mi escape y yo su salvavidas. Estábamos predestinados a estar juntos, ya lo entiendo todo. Una vida eterna con él, espero que no se haga dura porque por el momento la estoy disfrutando al máximo. Lo peor de todo es tener que buscar sangre, así que tener cuidado porque puede que un día aparezcamos ante ti.


Corre y no mires atrás.

Un día cualquiera Belinda estaba en el bosque, que hay cerca de su casa, le encantaba estar allí leyendo o simplemente tumbada con sus pensamientos. Esta tarde estaba inquieta, pues algo presentía, pero no sabía el qué.

Al final se le hizo tarde, y cuando se levantó para irse se dio cuenta que le faltaba su bolso, ese que siempre llevaba para meter el libro, algo de comer o beber y alguna que otra cosa más.

Miro por los alrededores, pero nada, le fastidió mucho, pero ya anochecía y tenía que irse. La pregunta que tenía en su cabeza era, ¿Cómo había podido desaparecer ó es qué había alguien por allí? Y eso le dio escalofríos, empezó a andar deprisa, pero enseguida escucho pisadas detrás de ella y se asusto, empezó a correr sin mirar atrás.

Alguien la cogió del brazo, Belinda intento zafarse con todas sus fuerzas pero fue inútil, el individuo tenía más fuerza y no podía con él, una de las veces que se pudo soltar, esté la dio tal golpe que la dejo inconsciente, ni si quiera pudo distinguir su cara.

Despertó, estaba asustada todo estaba oscuro, y no podía moverse pues estaba atada. Intento gritar pero tenía la boca tapada, solo sollozaba y las lágrimas caían por sus mejillas. Le dolía el cuerpo, se sentía cansada y con la boca seca, pensaba que iba a morir allí mismo.

Una persona se aproximaba a ella, su agresor estaba allí, y eso la atemorizo aun más. Este le acarició la cara y ella muerta del asco intentaba moverse, pero este se reía. La dijo que estuviera quieta y callada, y así nada la iba a pasar. Le destapo la boca, y Belinda grito, pero este la dijo que nadie la oiría y la echo agua, ella sedienta se bebió la que pudo.

Al rato se quedo dormida del agotamiento, o quizá la había dado algo para dormir, pero se sentía realmente cansada, le pesaban los parpados. Ella no quería dormir, pero no podía evitarlo. Cuando se volvió a despertar allí estaba él, sentado en una silla mirándola, con una cara perversa y una sonrisa asquerosa. Se acerco a ella y la empezó a acariciar, la decía que no se moviera y no la pasaría nada, ella solo lloraba, no podía hacer nada. La beso la boca, la toco la cara, bajo por su camiseta y la toqueteo por encima, ella solo se quería morir, grito y este le tapo la boca con la mano mientras la besaba el cuello, ella le mordió fuerte y este grito de dolor y maldijo.

Desapareció un momento, Belinda con asco y miedo intento por todas sus fuerzas zafarse de la cuerda, pero no lo conseguía. Vio que se le había caído una navaja y estaba en el suelo, solo tenía que moverse un poco e intentar cogerla. Lo intento lo intento, pero vio que venía y se paró, cuando se iba a aproximar a ella, se escucho un ruido y el individuo salió a ver qué pasaba.

Ella vio que tenía una oportunidad para intentarlo de nuevo, consiguió coger la navaja e intento cortar la cuerda, pero era muy difícil, no como sale en las películas. De repente él entro corriendo, cogió algo y salió, empecé a escuchar gritos afuera, se iba aproximando cada vez más y yo gritaba también, escuche un disparó.

En nada de tiempo unas personas entraron donde yo estaba, me encontraba asustada no sabía si hablar, pero escuche mi nombre y respondí. Me deslumbro una luz, y vi a mi ángel, allí tenía a mi padre había venido a rescatarme y en un momento apareció mi madre, lloraban y me abrazaron. Ya estaba salvada, me sentía en casa.

Enamorarse de uno mismo.

¿No os pasa que a veces os gustaría ser diferentes?

Me explico, pensamos que tal y como somos no tenemos ese encanto, que otras personas desprenden. Eso pensamos nosotros, pero si nos miráramos desde fuera veríamos que no es cierto, que cada uno tenemos ese algo que nos hace especial.

Nunca miramos todo lo que somos, siempre nos ponemos pegas, miramos lo malo de nosotros mismos, y no nos damos cuenta de que tenemos muchas cosas buenas y también detalles que nos hacen únicos.

Tenemos que valorarnos más a nosotros y no compararnos con el resto de personas, porque ¿para qué? Si siendo así ya somos especiales, tenemos nuestro toque que nos hace únicos.

Pensaréis que es una tontería, pero ahora mismo seguro que si te pones a pensar lo hacemos mucho, eso de compararnos, pensar que somos menos que otras personas o que tenemos miles de defectos.

Si miráis bien y observáis, en el fondo, cada uno es como es, y tiene su encanto, su magia. Cada gesto, cada detalle, la forma de hablar, la personalidad, el físico que seguro que es precioso, sea como sea.

Porque no hay que fijarse tanto en los demás y hay que darse cuenta de cómo eres tú. Todo lo que aportas, lo positivo de ti mismo, y lo negativo dejarlo a un lado, seguro que ya hay personas que nos  sacan lo «malo» o lo que no gusta.

Mejor admírate por lo que eres y aprender cada día a valorarte y quererte más, seguro que las personas de tu alrededor que te quieren de verdad lo hacen, por lo que eres y por como eres.

Mi mayor descubrimiento, eres tú.

Un día tuve un sueño, donde veía mi vida llena de cosas bonitas. Recuerdo que en ese sueño estabas tú, aun no te conocía, no sabía quién eras, pero allí sí, te vi y supe que eras tú la persona que estaba buscando. Yo caminaba por una calle, era primavera y había flores y niños jugando por allí, pase por un parque precioso y grande, muy grande. Pero aun así, entre la multitud te encontré, estabas sentado en un banco, y me sorprendió ver que estabas solo, espere un rato pues seguro que habías quedado, pero no.

Me acerque tímidamente y me senté a tú lado, me miraste y vi tus ojos, me llamaron mucho la atención y me quede mirándolos, hasta que me percaté de que me estabas hablado, me saludaste y yo también a ti, y te pregunte si molestaba. Tú sonreíste, de una forma que me hizo sonreír a mí también y me contestaste que no, que no me preocupara. Empezamos a hablar, me dijiste que estabas solo, disfrutabas en algunos momentos estando contigo mismo, y yo te conteste que a mí también me gustaba a veces estar sola y que había salido a tomar el aire, te comente que el parque estaba muy bonito en aquella estación.

Tú volviste a sonreír y te levantaste, pensé que te irías así sin más, me extraño, pero al segundo viniste y me diste una flor, era una margarita, me gustó mucho tú detalle y sonreí dándote las gracias. Seguimos hablando entre risas, y cuando me di cuenta ya era tarde, pero estaba tan a gusto que me daba pena irme de allí, pues pensé que ya no te volvería a ver.

Mi sorpresa fue que me acompañaste a mi casa, y me dijiste que te había gustado estar conmigo, yo te dije que me encantaría volver a verte, y sin pensártelo me dijiste que mañana fuera al mismo sitio a la misma hora, y yo contenta por ello conteste que sí.

Así fue mi sueño, termino en ese instante, no supe que hubiera ocurrido al día siguiente, me imaginé en mi cabeza que nos vimos, y surgió algo bonito entre nosotros. Pero lo mejor fue que más adelante llegaste a mi vida en mi realidad, y la llenaste de felicidad. Debemos pensar que a veces los sueños se hacen realidad, que pueden tardar pero llegan y se convierten en algo especial.

Magia

Amo tus manos en mi piel, esas manos que saben tocarme

Que me acarician con ese amor, y hacen que me sienta viva.

No necesito nada más si estás tú, mirándome como me miras.

Con esa sonrisa cómplice, y esa risa que me ilumina.

Solo tú sabes llevarme a la cima, con tus besos que me hacen adicta.

La sensación de sentirme libre, pero a la vez sentirme tan tuya.

La vida pasa lenta si tú me tientas, con tus ojos color miel y verde lima.

Tú sabes cómo conquistarme, sin tener que obsequiarme.

Sólo con cada detalle me tienes, contigo volando hasta amarte.

Nada más bonito y sincero, que pasar contigo una noche de ensueño.

No salir de este paraíso y quedarme sin tu permiso, perdida en la galaxia de tu cuerpo.

Pido que nunca me digas adiós, y solo me pidas que vuelva contigo.

Para volver a perdernos los dos, en cada segundo y cada rincón escondido.

Que nadie nos vea, que solo seamos nosotros testigos

De esta nuestra locura mutua, y sin explicación alguna.

Amo, lo que siento contigo, lo que vivo contigo, lo que disfruto junto a ti, y lo que nos queda por descubrir.

Perspectiva

Muchas veces, o la mayoría, no nos damos cuenta de lo que nos rodea. De que somos más afortunados de lo que creemos. Pensamos solo en lo que no tenemos, y no nos damos cuenta en todo lo que si tenemos. En todo lo positivo, en nuestros seres queridos, en cosas bonitas que nos pasan, que nos hacen sonreír.


En realidad no estamos tan mal como nos imaginamos, que si, que hay días malos, todos tenemos esos días que todo lo vemos gris o incluso negro, que solo pensamos en lo negativo. Por eso, debemos intentar pensar en positivo, en lo que nos alegra la vida, en las personas que nos aportan cosas buenas, que siempre están a nuestro lado, que simplemente nos dan vida y no malgastar el tiempo en las personas que no te aportan nada. No perder el tiempo en cosas insignificantes, que en realidad no aportan nada.


Porque realmente lo que importa es vivir el momento, disfrutar de los pequeños detalles, cuidar de los que te quieren, y hacer lo que te haga feliz.