Capítulo 22 – Izan

Llego a casa después de pasar parte de la noche con el coche, y además coincidir con Katherine en la carretera donde solemos hacer las carreras. La chica es maja, y por lo que he visto entiende de coches y de ese mundo.

No me esperaba que estuviera allí la verdad, pero tampoco me molestó mucho, simplemente se interesó un poco en mí. Apenas hable con ella, eso sí me dio su número, pero yo lo único que quería era coger el coche, y además tampoco me quería fiar mucho de ella.

Me meto en la cama y me duermo enseguida, me ha venido bien coger el coche y despejar un poco la cabeza, no sé lo que me espera lo que si sé es que mientras este dentro de las carreras, lo voy a disfrutar.

-Eh tú –me despierto sobresaltado y veo que es Iván.

-Me quieres matar tío.

-Tú sí que me vas a matar –me dice- Levántate anda. Mientras saco a Charly, y luego me cuentas que hiciste anoche.

Me levanto sin muchas ganas, me acosté tarde y aunque he dormido bien ha sido poco. Pero una ducha y un café lo arregla todo, menos mal que hoy tengo día libre, lo agradezco.

Estoy tomándome el café mientras miro el grupo, no me acordaba que hoy íbamos a salir de fiesta. Tengo pocas ganas, pero no voy a negar que me vendrá bien despejarme, además mis amigos se van a ir de vacaciones, me dará algo de tiempo para intentar solucionar la mierda en la que me estoy metiendo por culpa de Cristian.

Escucho la puerta y mi perro viene corriendo para que le ponga de comer, no sin antes beber agua. Hace un calor insoportable, el verano está bien a ratos, aunque yo prefiero el invierno sin duda. Le pongo de comer a Charly y después voy al salón donde está mi amigo, sé que está esperando una explicación.

-Bueno me vas a contar que pasó –me dice.

-Cogí el coche un rato, cuando se fueron estos.

-Podrías avisar o responder a los mensajes –me dice mosqueado- Joder Izan, con todo esto me tenías nervioso.

-Lo sé tío, lo siento, no lo pensé. Pero tienes razón. –le contesto- ¿Y a ti qué?

-Nada, vino la chica esa que te dije, y se me pasó un poco –me dice- Luego llegué y no te vi.

-¿Y qué te mola?

-La estoy conociendo –me dice, pero sé que le gusta al menos un poco, sino no dedicaría tiempo en ella.

-Bueno ya me contarás –le digo guiñándole un ojo.

-Oye hay que ir a pillar algo luego, tenemos la nevera un poco pobre –me dice- Si no te importa, yo me voy a currar ahora.

-Vale luego voy.

Hablo un rato con mi hermano, ya no lo tienen tan controlado por suerte y hablamos a veces. Sobre todo me interesa que este bien, él me cuenta sus movidas con el instituto, me cuenta cosas de videojuegos y le prometo que sacare un rato para jugar con él. No menciona mucho a nuestros padres, sabe que no es mi tema de conversación preferido.

Cuando cuelgo y como algo de lo que queda en casa, que no es mucho. Me echo un rato en la cama con la música y miro el móvil. Estoy tentado a escribirla o mirar su Instagram, pero simplemente miro su foto de perfil y cierro los ojos, pienso en cuando la conocí, en los momentos que viví con ella. Y me duele, pensar que ya no volverán, que no podré verla sonreír, acariciar su piel, cogerla de la mano, besarla…

Me quedo medio dormido pensando en ella, cuando me despierto ha pasado casi una hora. Decido levantarme para irme a comprar al súper, así dejaré de darle vueltas a la cabeza, y de pensar en ella.

No me gusta hacer la compra, normalmente se encarga Iván, yo pocas veces. Me pone nervioso, sobre todo cuando tengo que esperar en la caja, eso sí que no lo soporto. Y ya cuando no encuentras lo que estás buscando, eso es lo mejor dar vueltas buscando una lata de sardinas, vamos que no me gusta ir al súper.

Lo que yo no sabía era que me iba a topar con una sorpresa, justo cuando había encontrado lo que buscaba me doy cuenta que en ese mismo pasillo hay una chica, y una cualquiera sino ella. La miro un poco de reojo, porque parece que ella no se ha dado cuenta, pero cuando ya está a mi lado me mira y se da cuenta.

-Hola –la digo.

-Hola, no te había visto.

-Yo tampoco hasta ahora –miento.

-Qué casualidad.

-Pues sí –digo sonriendo.

-Bueno, será mejor que me vaya a terminar de comprar.

-Claro, yo también.

-Si, además mejor que no nos vean ¿no?

-Sí, mejor –la digo sin poder dejar de mirarla.

-Adiós Izan.

-Que te vaya bien Helena –consigo decir.

Y veo como se aleja, mientras se me mueve algo por dentro como si sintiera que se me escapa la felicidad, no sé algo que nunca antes he sentido. Y no voy a negar que si me he enamorado, una vez y me salió mal, pero esto es diferente es más intenso. Siento que no puedo dejarla escapar, pero debo dejarla ir, ese es mi debate interno.

Termino de coger lo que me falta, y me dirijo a las cajas que están llenas como siempre, con esas colas. No entiendo cómo puede haber gente siempre, sea la hora que sea hay gente, o es que tengo mala suerte, que también puede ser.

Veo su largo pelo negro, que me gusta desde que la vi por primera vez, lo tiene bonito. Está hablando con su amiga, y escucho que se ríe y hablan de un cumpleaños. Pero luego me ve Sofía y se callan, y Helena se gira y me ve, pone cara de sorpresa o de otra vez tú y yo la sonrío, ella se gira.

Salgo del súper, no me la vuelvo a cruzar aunque hubiera estado gracioso, para mí por lo menos, a ella no creo que le hiciera gracia sé que está enfadada conmigo. Y es normal, no sabe realmente lo que está pasando en mi vida, y es mejor así. En ese instante llegando a casa me llega un mensaje de Cristian.

Mañana te veo. A las once de la noche donde siempre, tengo trabajo para ti.

Puedo imaginarme el trabajo, no le contesto porque sé que no espera respuesta, solo quiere que vaya y ya está. No me apetece hacerle trabajitos a este tío, pero tampoco me queda otra, este lio es mío. Dejo de darle vueltas al tema en cuanto entro al piso y Charly viene a saludarme, toca paseo, dejo la compra y salimos.

Damos un buen paseo y después me paso por el bar, el padre de Iván adora a mi perro. En cuento llegamos me siento en una mesa que hay vacía fuera, y al poco tiempo sale Iván que saluda primero a Charly y luego a mí, vamos que le ha cogido cariño. Me ofrece un refresco que agradezco y agua para mi perro, al rato sale su padre.

-Hombre hijo hoy vienes acompañado –me dice sonriendo- Toma te he traído agua que hace calor –dice dejándole un cuenco- a ti tu refresco.

-Gracias –le digo sonriendo- ¿Qué tal mucho lio?

-Bueno normal, luego vendrá más gente seguro, hace mucho calor.

-Sí que hace calor, sí.

-Me ha dicho Iván que hoy vais de fiesta –se ríe- hacéis bien, divertíos.

-A veces no viene mal –le digo.

-Bueno entro ya, ahora le digo a Iván que salga un rato.

-Vale –le digo guiñándole un ojo.

Cuando sale mi amigo hablamos un rato, y le aviso del mensaje de Cristian. No le quiero mosquear más, no me importa que él lo sepa. Después de decirme que tenga cuidado y que si puede me acompaña, cambiamos de tema y me dice que saldrá antes del trabajo para ir a la fiesta. Le ha dicho a los chicos de cenar en casa algo y luego irnos, yo le digo que vale y antes de irme quedamos en que viene para cenar.

Me doy otra ducha y me cambio de ropa, después coloco lo que falta del súper, y como tengo tiempo decido jugar un poco con mi hermano en el ordenador, sé que le hace ilusión y a mí me gusta jugar.

Se me pasa el tiempo volando y cuando me doy cuenta ya me tengo que arreglar, o vestir decente para luego ir al garito ese del que nos ha hablado Jorge, según dice su hermana esta increíble, ya veremos.

Cuando llega mi amigo se arregla mientras yo espero a los chicos, que no tardan en llamar al timbre. Nos saludamos y decidimos pedir pizza, como siempre. Mientras saco unas cervezas, y nos sentamos en el sofá.

-Brindemos por nosotros –dice Víctor levantando la cerveza y los demás le seguimos riéndonos.

-Estas fatal, tío –le dice Iván.

-Opino lo mismo –le digo riéndome.

-Bueno no todos somos perfectos –dice Víctor riéndose.

-Hoy toca pasarlo bien –dice Iván mirándonos.

-Eso no se duda –dice Jorge al fin metiéndose en la conversación.

Al rato llega la cena, mientras cenamos pizza empezamos a contar anécdotas nuestras, recordando momentos. Me gusta hablar de lo que hemos vivido juntos, de todo lo que hemos pasado, de los buenos momentos, realmente sé que pase lo que pase los tendré a ellos.

Seguimos bebiendo cervezas, hasta que llega un momento en el que Iván saca una botella de chupitos y nos ponemos a ello. Ya estamos un poco achispados, pero aun así tenemos aguante. Jorge se va al baño a mear porque ya no podía aguantar más, y no le culpo, demasiado líquido y demasiadas risas.

-El domingo me voy de vacaciones –dice Víctor- Y no me voy solo.

-¿Te vas con tu chica? –le pregunto.

-Que va, ojalá –dice él- tengo que hablar con ella antes de irme.

-¿Entonces? –pregunta Iván.

-Con el colega que está en el baño.

-¿Con Jorge? –pregunto sorprendido, no por nada sino porque ni me lo había comentado.

-Si tío –dice- Y lo mejor es que nos vamos donde esta Diego.

-Tú deja de dar envidia –dice Iván riéndose.

Me quedo decepcionado, no porque se vayan de vacaciones juntos, sino porque Jorge me lo contaba todo o casi todo. Pero quizá me lo contará luego, aún quedaba noche tampoco me voy a enfadar. En el fondo me dan envidia, pero de la buena, porque yo no puedo disfrutar con mis amigos por ahí perdido o con ella.

Recogemos un poco antes de irnos, a trompicones porque estamos perjudicados por la bebida, sobre todo los chupitos. Nos acabamos la botella entre los cuatro, que nos hace a todos estar más sueltos, más relajados, incluido Jorge. Y no voy a negar que parezca como antes, como si Cristian no hubiera aparecido en mi vida, antes de conocer a Helena, cuando solo pensaba en salir con los colegas y si se daba liarme con alguna, pero sin compromisos. La realidad es que todo ha cambiado, pero esta noche voy a hacer como si todo fuera como antes.

Llegamos al garito, el nombre es conocido por aquí, se llama The Daemon. Si un nombre peculiar, conozco el local pero no he entrado nunca, al menos no que yo recuerde. Pero me da igual el sitio con tal de pasarlo bien, y además con suerte no vendrá nadie que conozca, o eso espero.

En la barra nos atiende una chica llena de tatuajes, es guapa es lo primero que pienso, le pedimos las consumiciones y Jorge le guiña un ojo, como se nota que esta bebido. Después nos vamos a unos sillones que hay en un lateral del local y nos sentamos mientras bebemos, intentamos hablar por encima de la música y nos reímos mucho. Observo de vez en cuando a la gente que entra, pero no parece que conozca a nadie, sí que me suenan algunos, pero nada más.

-Va a venir tú hermana o qué –dice Iván mirando a Jorge.

-No sé, me dijo que quizás se pasaba, pero no estoy seguro.

-Debería venir, si la conocen puede que nos inviten a copas gratis –se ríe Iván.

-Bueno si es por eso la digo que venga –dice Jorge riéndose.

-¿Por qué sino?

-Ya pensaba que te interesaba ella –contesta Jorge y nos reímos todos.

-Que va tío –dice Iván- Ya tengo a una en mente, y no es tú hermanita, aunque es guapa ya sabes.

-¿Una en mente? –se interesa Víctor.

-Sí, le visita en el bar –contesto yo.

-Bueno si avanza ya os la presentaré, de momento la estoy conociendo –dice Iván con una sonrisa.

-Brindemos por ello –dice mi amigo Víctor y levantamos las copas para brindar.

Al rato veo que Víctor no deja de mirar el móvil y escribir, pienso que es su chica claro, le veo sonreír y pienso que ya lo han arreglado y están bien. Se lo merece, la verdad, después de lo que pasó con su ex le toca ser feliz y sé que la amiga de Helena le quiere.

Bebo tanto que tengo que ir al baño, cuando entro veo que es la mayoría negro como todo el local. Me gusta, esta chulo pienso mientras me lavo la cara y me miro en el espejo. Después salgo y busco con la mirada a los chicos, los veo donde siempre aunque falta Víctor. Pero no le doy importancia y me termino mi copa mientras mis amigos hablan de algo que no escucho bien, me dicen algo y me señalan hacía otro lado del local, yo miro a la barra que está en el otro lado pero no veo bien y me levanto del asiento, y mis ojos se encuentran con ella.

-¿Y Víctor?

-Esta con Bárbara, han coincidido y ha ido a saludar a los demás –contesta Iván.

-¿Deberíamos ir?

-Jorge, creo que no es buena idea –le contesto.

-Yo me quedo con Izan, tú ve si quieres.

-Si no os importa voy a saludar al menos –dice Jorge. levantándose- No tardo.

-Este lo ha hecho aposta.

-¡Eh tío! no te enfades –me dice Iván.

-Podría habérmelo dicho.

-Piensa que si te lo hubiera dicho, no hubieras venido.

-Pero esa es mi decisión.

-Él no sabe ni la mitad que yo, no le culpes.

-Tengo que ir a por otra copa –le digo a Iván antes de levantarme- Suerte que hay dos barras.

-Tráeme otra.

Estoy en la barra apunto de pedir cuando viene Jorge por detrás, me asusto porque no me lo esperaba. Se pide otra copa para él y hablamos un poco con la camarera, que parece ser que le hemos caído bien, sobre todo Jorge que no para de hablarla. Le doy con el codo para irnos, estamos ya llegando a los sillones cuando me para antes de llegar.

-Tío, tienes razón no quiero malos rollos contigo, pero necesito que me seas totalmente sincero –me dice.

-Ya te lo he dicho, no pasa nada, ahora disfruta de esta noche y después de esas vacaciones merecidas –le digo, no se queda muy convencido.

-No estás metido en nada raro ¿eh?

-Solo unas carreras, pero nada que pueda preocuparte –le digo intentando zanjar el tema.

-Quiero ir a verte, a esas carreras –me dice- ¿Dónde son? ¿Lo sabe Iván?

-No sabe nada, mantente al margen es lo mejor –le contesto y empiezo a andar, pero me paro y le miro- Gracias por contarme que te vas con Víctor –y comiendo a andar de nuevo sin dejarle contestar.

-Ya era hora –dice Iván en cuanto nos sentamos.

-Esta esto lleno de gente.

-Sí y cada vez más –nos mira Iván y se para en Jorge- ¿Qué tal con las chicas?

-Bien, parece que se lo están pasando de vicio, y Víctor mejor aún –contesta y da un buen trago a su copa.

La cosa vuelve a estar tensa, entre mi amigo y yo, Iván se da cuenta que pasa algo e intenta animar el ambiente. Nos mantenemos en nuestro sitio hasta que viene Víctor y nos pide perdón por tardar, y nos cuenta que ha hablado con Bárbara y está todo solucionado, solo hay que verle la cara para saberlo. Pero no se me olvida que después tengo que hablar con él.

Me levanto con la intención de ir a por otra copa, pero mis ojos se encuentran con otra persona en el camino, una persona que menos esperaba en ese momento y por suerte no parece que me haya visto. Solo espero que siga así y no se dé cuenta de mí, o que por lo menos si me ve no intente joderme lo que me queda de noche, aunque sé que es complicado. Tengo que desviarme e irme a la otra barra, donde están Helena y sus amigas.

Parece que la cosa va bien, me atiende un chico y me sirve la copa, pero cuando me giro para irme me choco con una persona, voy a protestar cuando me doy cuenta de quién se trata y no me salen las palabras y me quedo parado, aunque sé que debería irme sin más.

-Perdón –me dice mirándome.

-No pasa nada –consigo decir sin apartar la mirada de su cara.

-Vale –me dice- Pero oye ¿estás bien?

-Sí Helena, estoy bien –le digo intentando ser cortante- De fiesta con mis amigos, como tú.

-Si claro –me dice ella sin más- Pues pásalo bien.

-Eso hago.

-No hace falta que seas tan borde conmigo –me suelta.

-Soy como tengo que ser, tú limítate a pasar de mí y divertirte –la suelto y me intento ir, pero ella me corta el paso.

-No voy a dejar que te vayas dejándome con la palabra en la boca –me contesta- No sé qué te pasa, pero has cambiado y es por algo. Te estoy dando una oportunidad para que te expliques, no me creo eso de que todo está bien pero mejor tomar precaución o el típico es que yo soy de líos. ¿Acaso era todo mentira?

-Joder Helena, estoy terminando de solucionar todo, no pasa nada. No era mentira y lo sabes, eso no lo dudes. Pero lo nuestro no puede seguir, no por ahora. Y no quiero que me esperes, porque te mereces ser feliz. –la cojo de la mano- Lo mejor para todos, es que hagas tú vida, aunque duela. Y si soy más de líos, no me gustan las relaciones pero eso ya te lo dije. –la suelto la mano y la digo- Por favor, hazme caso.

-No me lo pidas dos veces, porque ya sí que se acabó. –me dice ella- Que te vaya bien.

Y me deja allí plantado con la copa en la mano y los hielos derritiéndose, cuando reacciono pienso que deberían darme el premio al mejor pringado y al mejor actor. La realidad es que me hubiera ido con ella en ese mismo instante, lejos de aquí y de todos.

Capítulo 22

Capítulo 21 –Helena

Pasan los días y el jueves por la noche, mientras estoy hablando por el grupo con los demás, en este momento sale el tema de conversación donde José propone hacer una “despedida” pero todas decimos que no nos apetece, con escusas claro. Yo sola en mi habitación me rio, si me viera seguro que no se lo creería, ahora mismo estará maldiciéndonos a todas.

Por otro grupo secreto, para que José no se entere de nada, ya que vamos a hacer fiesta despedida pero también su cumpleaños sorpresa. Hablo con las chicas mediante  audios, tenemos un cachondeo importante, pero también estamos discutiendo sobre si celebrarlo en casa de Elsa o salir por ahí. Yo prefiero casa de Elsa, no sé es más íntimo, nosotros sin nadie que pueda aguarnos la fiesta, y sobretodo hablo por mí. Aunque ya me da por pensar que hasta se podría presentar otra vez, y me refiero a Izan, esa persona que podría joderme la noche solo con su presencia.

Llega el viernes y estoy contenta, porque mañana es la sorpresa para nuestro amigo y hoy tenemos que organizar todo en casa de nuestra amiga. Me gustan las sorpresas y sé que a José le va a hacer mucha ilusión, no se lo espera para nada. Estoy en la oficina pensando en lo que tenemos que comprar luego, cuando alguien se pone a mi lado.

-¿Estas perdida en Marte? –me dice Adrián sobresaltándome.

-Puf que susto –le digo- Estaba pensando unas cosas que tengo en la cabeza.

-Ya veo ya –me dice el con una sonrisa- ¿Bajas a tomar café?

-Claro –le contesto y le sigo al ascensor.

-¿Y qué tienes en la cabeza? Si se puede saber.

-Pues aparte de unas cosas que tengo que terminar de Laura, ya que hoy no está. Luego tengo que comprar unas cosas y estaba recordando –le contesto sin querer dar detalles.

-Hazte una lista, así no te olvidas –dice sonriéndome.

-También es verdad –le digo y me rio.

Mientras nos tomamos el café, Adrián me cuenta que tiene que irse este fin de semana al pueblo donde vive su abuela, me habla un poco de ella y yo le hago alguna pregunta interesándome. No puedo evitar fijarme mucho en su sonrisa,  suele sonreír bastante, es un chico risueño por lo general. También me llama la atención su manera de gesticular, me hace gracia porque creo que yo soy igual, cuando hablo también lo hago pero no tanto como él.

-Y tú ¿qué harás? –me pregunta.

-Pues tengo un cumpleaños de un amigo, le vamos a hacer una sorpresa.

-Qué envidia me das.

-Bueno lo de tu abuela tampoco está mal, seguro que te hace comidas muy ricas –le digo y me rio.

-Si para salir rodando, el lunes no me reconocerás. –nos reímos.

-Mis padres se irán la semana que viene de vacaciones, y mis amigos también. Estaré sola por aquí, pero bueno estoy contenta con el trabajo.

-Podemos intentar que te den unos días –me dice mirándome.

-No creo, no pasa nada de verdad, no me importa. Me escaparé algún fin de semana. –le digo sonriendo.

-Eso también está bien. Yo no haré gran cosa si te sirve de consuelo, además me las cojo en Septiembre.

-Siempre puedes hacer algo, las vacaciones son para disfrutar y hacer lo que te apetezca. – le digo y me sonríe

Cuando termina mi jornada y me recoge mi madre, después de que Adrián me pregunte si me tenía que ir en autobús. Mi madre me empieza a decir que la da pena dejarme sola que no se irá a gusto y demás, vamos cosas de madres. Yo la digo que no pasa nada, que tengo a mi abuela y algún amigo, lo último es una pequeña mentira, pero sé que así se queda más tranquila. Al final cambio de tema y terminamos hablando de las practicas, le cuento un poco por encima hasta que llegamos a casa.

Después de comer, he quedado con las chicas para comprar las cosas e ir a casa de Elsa para prepararlo todo, la verdad estoy súper emocionada, porque sé que a José le hará mucha ilusión, y a mí me gusta verle feliz. Además nos hace falta un poco de diversión, no pensar en nada, disfrutar el momento y pasarlo bien.

Me da pena mi amigo porque todas le tenemos que engañar un poco poniendo escusas, pero hablando con las chicas decidimos que una de nosotras quede con él, sino va a ser muy raro. Al final será Bárbara, se le da bien eso de despistar y seguro que hace que se olvide del tema. Por otro lado las demás y yo quedamos para comprar los refrescos, la comida y la decoración, el regalo ya lo tenemos.

Cuando he terminado de hablar con ellas, me ducho y me pongo algo cómodo para preparar la fiesta sorpresa. Luego allí en casa de mi amiga nos prepararemos todas, y después vendrá José ya que le hemos dicho de cenar allí juntos, pero no sabe la que le espera.

Solo de pensarlo me emociono, y no puedo evitar que se me quede dibujada una sonrisa en mi cara, pero de esas que son de verdad de alegría. Cojo mi mochila con las cosas y bajo, no sin antes mirarme en el espejo y comprobar que todo está bien.

-Mamá, me voy ya.

-Vale hija, si necesitáis algo me avisas.

-Vale, pero no creo que haga falta –la doy un beso- Gracias.

-Pasarlo bien, hasta mañana.

Por el camino voy pensando en lo que tenemos que comprar, además de todo lo que hay que preparar, pero llega un momento en el que me acuerdo de que este día no solo es por el cumpleaños de José, sino que también es la despedida con mis amigos durante unas semanas, que seguramente se me hagan eternas.

Cuando me doy cuenta ya he llegado al piso de mi amiga, en cuanto me abre veo el caos que tienen montado en el salón, y a ellas un poco nerviosas. Lo primero que hago es darlas un brazo a las dos y reírme.

-No me hace gracia –dice Sofía.

-Pues a mí mucho, sobretodo vuestra cara.

-Chicas tenemos que ir a comprar las cosas –dice Elsa.

-Pues venga dejo esto en una habitación y vamos –digo dejando la mochila donde pillo.

-Oye, ¿os importa ir a vosotras? Así mientras yo dejo el salón despejado –nos pregunta una Elsa nerviosa.

-Claro que no, vamos nosotras no te preocupes –la digo- No te pongas nerviosa anda.

-Venga vamos entonces –dice Sofía cogiéndome del brazo.

-Gracias chicas.

Sofía y yo tan contentas comprando las cosas para la fiesta  entramos por último en el súper, después de estar en una tienda comprando globos, serpentinas, decoración varia. Nos ponemos a buscar lo que queremos, y nos dividimos las cosas para ir más rápido.

Estoy tan concentrada en la lista que tengo en las manos, pensando si me falta algo más, que no me doy cuenta de quien tengo justo al lado, hasta que escucho su voz y no puedo evitar mirar. No puede ser, es lo primero que se me pasa por la cabeza, ya no sé si es casualidad o el destino, pero jodido destino tenía que ser justo hoy.

-Hola –me dice cuento le miro.

-Hola, no te había visto.

-Yo tampoco hasta ahora.

-Qué casualidad.

-Pues sí –dice y sonríe.

-Bueno, será mejor que me vaya a terminar de comprar.

-Claro, yo también.

-Si, además mejor que no nos vean ¿no?

-Sí, mejor –me dice él sin dejar de mirarme.

-Adiós Izan.

-Que te vaya bien Helena.

Desde que le he visto no puedo parar de mirar a todas partes, no sé si buscando su mirada o intentando no encontrármelo. El caso es que estoy inquieta, y sé que lo mejor es que lo deje pasar y concentrarme en lo bien que lo voy a pasar hoy. Pero en el fondo no puedo evitar pensar en él, en su mirada en todo lo que nos ha pasado.

-Aquí estás, menos mal llevo un rato para encontrarte –me dice Sofía- ¿Todo bien?

-Yo también te estaba buscando, si bien.

-Venga vamos a pagar –me dice y la sigo.

Todas las cajas están bastante llenas, nos quedamos en una cualquiera y mientras que esperamos nos ponemos a hablar. Pensamos donde podríamos poner cada cosa que hemos comprado, repasamos la lista y nos reímos pensando en la cara de José cuando lo vea. Pero mi amiga de repente cambia su expresión, diría que a asombro y se queda mirando detrás de mí.

-¿Qué pasa?

-¿Ese no es Izan? –me pregunta y me giro, efectivamente esta justo en la caja de al lado.

-Joder, pues sí –la digo.

-Qué casualidad tía –me dice mi amiga mirándole.

-Oye para de mirar.

-Es que creo que nos ha visto.

-Joder –miro de nuevo y me doy cuenta que él me está mirando, pero no dice nada  solo sonríe.

Cuando salimos de allí siento alivio, y a la vez me estoy un poco mal porque me gustaría que las cosas fueran diferentes. Pero no es mi culpa, él lo decidió así y no puedo hacer nada, solo hacerme a la idea de que las cosas tienen que ser así.

-Por fin estáis aquí chicas –nos dice Elsa en cuento entramos en la casa.

-Tenemos todo -la digo dejando las cosas en la cocina.

-Ahora solo hay que decorar, inflar globos…

-Sofía no me agobies –dice Elsa.

-Vamos bien de tiempo chicas –contesta Sofía y nos ponemos a organizarnos y decorar todo.

Siento alivio cuando después de prácticamente toda la tarde, conseguimos dejarlo todo bastante decente. Nos miramos cansadas de inflar globos, colgar decoración, colocar adornos, dejar todo lo más perfecto posible. Y en ese momento pienso que tendría que haberme ofrecido a quedar con José, porque mi paciencia ha llegado a un límite, pues no todo sale como uno espera y ocurren imprevistos.

-Pues ya está chicas, buen trabajo –dice Elsa.

-Ahora toca arreglarse ¿no? –las digo.

-Sí, porque ahora sí que se nos acaba el tiempo –dice Sofía mirando la hora.

-Le voy a decir a Bárbara que venga ya –dice Elsa- Para que ella también se pueda cambiar.

Cuando llega Bárbara mientras nos arreglamos nos cuenta entre risas la tarde con José, y asegura que no se espera nada, y que estaba un poco decepcionado. Y es que nuestro amigo tenía muchas ganas de una despedida digna antes de las vacaciones, sobre todo después de lo que nos ha pasado.

Una vez vestidas, maquilladas y peinadas, nos hacemos alguna foto y preparamos lo que falta, José no tardará en llegar. Cogemos la tarta que hemos hecha por nosotras, bueno más bien  por Elsa, ponemos unas velas y enseguida suena el telefonillo.

-Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos tus amigas, cumpleaños feliz –le cantamos todas en cuanto entra por la puerta y él sonríe y sopla las velas.

-Seréis cabronas, no me lo esperaba –dice emocionado dándonos besos y abrazos.

-¿Pensabas que te quedarías sin una fiesta digna? –le digo mientras le abrazo.

Después de los abrazos, ver a José tirar globos y serpentina a todas, nos sentamos en el sofá con la comida que hemos comprado y le damos los regalos. Uno de ellos que no se lo esperaba para nada, es un día en un spa con masajes y demás, el otro es un juego de la play que quería y además un marco con una foto de los cinco.

-Muchas gracias chicas, me encantan –nos dice sonriendo.

-Lo sabemos –contesta Bárbara- Somos brujas.

-Si pirujas –continúa Elsa.

-Bueno como tú eres el cumpleañero elijes música –le digo.

-Cuidado con lo que elijes –dice Sofía mirándole y se ríe.

Al final ponemos un poco de todo, mientras picamos comida y bebemos, sobretodo beber y hablar, ya se sabe en estos casos. Me siento feliz, y también pienso que los voy a extrañar cuando se vayan, pero estoy contenta ahora mismo. Hasta que Bárbara después de salir de la cocina con el móvil, viene diciendo de salir un rato a un garito y se abre disputa.

-Yo estoy a gusto aquí –les digo.

-Nos quedamos un poco más aquí y luego vamos, un rato –dice Bárbara.

-Yo opino como Helena –dice Sofía.

-Pues que elija el cumpleañero –dice Bárbara- José que dices –le dice poniendo ojitos.

-Chicas, no me hagáis esto –dice él mirándonos- Por mi salimos un rato, más tarde.

-Porque es tú cumple, pero no hay muchas ganas –digo.

-Venga Helen, un rato solo –me dice él- seguimos aquí un poco más y luego salimos.

-No me miréis así –les digo a Bárbara y José, que nos miran con ojitos.

-Está bien salimos- dice Sofía- Pero un poco más tarde.

Mientras tanto seguimos bebiendo, jugamos a juegos, bailamos y hacemos el tonto, retamos a José a hacer cosas y nos reímos bastante. No pensamos en nada, solo nos dejamos llevar y nos divertimos. Hasta que José decide que ya es hora de salir, pero sé que es por la insistencia de Bárbara.

Antes de irnos le dice a Elsa que se vaya con él de vacaciones, aunque esta no se lo cree mucho al principio por el estado en el que se encuentra nuestro amigo. Al final salimos celebrando que Elsa se va con José de vacaciones, el cumpleaños de este, mi trabajo y despedida, vamos todo un mix.

Ya un poco perjudicados vamos dirección al garito que dice Bárbara, no lo pensamos vamos y ya está, ni si quiera nos paramos a preguntarla porque ese garito.

Cuando nos damos cuenta ya estamos allí enfrente de la puerta riéndonos, intentando mantener la compostura para que nos dejen entrar sin problema. José lo pone difícil, no para de reírse, creo que es el más perjudicado, quería salir con globos a la calle y una pancarta, hasta que le convencimos de que no era buena idea, nos costó un rato.

-José compórtate, por lo menos hasta que pasemos –le dice Elsa.

-Tranquilas seré serio –dice este casi riéndose.

-Madre mía, como vas hijo –dice Bárbara- Pero bueno es tu cumpleaños, te lo mereces –nos reímos.

Entramos primero Bárbara y yo, seguidas por los demás, entramos sin problemas la verdad. Una vez dentro veo que hay bastante gente, pero aun así se puede andar sin empujones, y eso me alivia bastante. Vamos hacia una de las barras donde vemos que hay menos gente, ya que la otra es casi imposible. Pedimos cada uno su copa y salimos a la pista, esta noche queremos pasarlo bien.

-Ahora vengo, voy al baño –dice Bárbara.

-Aquí te esperamos.

Estoy a mi rollo bailando y pasándomelo bien, sin preocupaciones, sin pensar, ahora solo me dejo llevar, en aquel garito con mis amigos, celebrando todo lo bueno. Bailo, sonrío, bebo de mi copa, nos reímos y seguimos bailando. No me doy cuenta de lo que ocurre a mi alrededor, ni si quiera de que Bárbara tarda más de la cuenta, y que se ha llevado la copa al baño.

Cuando vuelve nuestra amiga y veo que no viene sola, sino con su novio, me doy cuenta de cosas. En ese momento pienso que da igual, que es su chico y yo también tendría ganas de verlo, y además estaban medio enfadados, es normal. Pero cuando miro más allá de ellos, y puedo ver que no está solo, me empiezo a poner nerviosa y miro a todos lados, para ver si esta Izan, aunque no lo veo tengo un presentimiento.

-Hola –dice Víctor sonriendo ya algo achispado, como todos.

-Hola –le saludamos.

-¿Estas solo? –pregunta Sofía.

-No, que va estoy con estos allí –señala un sitio más apartado con sillones.

-Guay –dice Elsa sonriendo.

-Espero que no estén todos –dice José de repente y a Víctor se le quita la sonrisa.

-Vaya con José, no está borracho del todo –dice Bárbara.

-Todavía se lo que me hago –dice este y no sé porque nos reímos todos.

Tampoco Víctor dice nada sobre la contestación de mi amigo, nos reímos y este se queda con nosotras uniéndose al baile. Y todo se queda ahí, no pensamos más en sus amigos, estamos bebidos y felices. Un rato más tarde voy a pedir otra copa con José a la barra, y mientras esperamos y mi amigo protesta por la tardanza yo miro hacia otro lado. Y ahí sí que puedo verlo, esta con Iván y Jorge, y en ese momento que le estoy mirando se levanta.

Fiesta.

Capítulo 20 – Izan

Salgo del trabajo, pero sin poder dejar de pensar en el mensaje de Cristian, me ha dado indicaciones para que acuda a otra carrera, pero esta vez estoy más preparado. Voy en dirección al bar donde trabaja Iván, pues le quiero avisar de lo de esta noche, además así aprovecho y me tomo algo.

Voy por las mismas calles de siempre que me sé de memoria, con la música a tope en mis cascos, sin pensar en nada solo en la carrera, en la velocidad y en que todo tiene que salir bien, así no pasará nada. Ni si quiera me acuerdo ya del mensaje de anoche, donde Víctor me dice que hoy verá a las chicas, y me invitaba a irme con él.

-Hola- saludo al padre de Iván.

-¿Qué tal chico? –me dice mientras se acerca a mi mesa.

-Bien aquí haciendo una pausa antes de ir a casa –le digo.

-Haces bien, ¿Qué vas a tomar?

-Pues una cerveza, ya sabes –le contesto- Oye, ¿puedes avisar a Iván?

-Claro ahora le aviso y de paso que te sirva él, está dentro –me dice y se mete en el local.

Mientras que espero me llega un mensaje de Víctor, me vuelve a insistir con eso de ir, yo le respondo esta vez y le digo que no puedo, que estoy cansado y además estoy en el bar de Iván. Error por mi parte, porque puede que le diera por aparecer por aquí, pero ya es tarde, ha visto el mensaje y me contesta que si cambio de idea estoy a tiempo.

-Hola tío –me saluda Iván.

-Ey –le digo mientras deja la cerveza y se sienta.

-¿Qué pasa? ¿Todo bien?

-Si tranquilo, solo venía a tomarme algo y avisarte –le miro más serio.

-¿De qué? –me mira preocupado.

-Esta noche tengo otra carrera, es para que lo sepas, no hace falta que vengas.

-Ni de coña tío, iré –me dice decidido- ¿En el mismo sitio?

-No tienes porque Iván –le insisto.

-Ya te he dicho que voy, dime si es el mismo sitio -se queda mirándome y yo asiento.

Hablamos un poco del tema de la carrera pero con cuidado, nadie podía enterarse de esas cosas y menos su padre, el pobre me trata como un hijo más. Iván me cuenta que ha conocido a una chica, y que viene mucho al bar y casi siempre en su turno, pero que ninguno dá el paso de pedirse los teléfonos, aunque hablan cuando ella viene. Yo le animo a que se lo pida y quede con ella, es un buen chaval se lo merece.

-Pero que casualidad –escuchamos a nuestras espaldas y cuando miro veo a Víctor y su chica.

-Me lo temía –es lo único que consigo decir.

-Hola chicos –dice Bárbara mirándonos-

-Hola –saluda Iván.

-¿Qué pasa Izan? –me dice Víctor sentándose a mi lado y su chica en la siguiente silla.

-Aquí estamos –le digo- como sabía que vendrías, me arrepentí al segundo de mandarte ese mensaje.

-Eso te pasa por dar información de más –dice él riéndose.

-Lo sé, soy un desgraciado –le sigo la risa.

-Bueno entonces ¿te apuntas? – dice mirándome- Jorge me ha dicho que no viene, Iván está trabajando, solo quedas tú.

-Ya te he dado antes la respuesta, pesado –le contesto.

-Me vas a dejar solo ¿con tanta mujer? –dice sonriendo y su chica le da un codazo- Uf vale, solo me importa una, pero me pueden secuestrar o algo –dice riéndose y todos le seguimos.

-No insistas Víctor, ya tengo planes esta noche.

-No es para esta noche, es ahora un rato –me dice él.

-Bueno no insistas más, si no quiere no quiere –dice Bárbara.

-Haz caso a tu chica –le digo y veo a Iván riéndose por lo bajo- Y tú no te rías –le digo.

-Es que me parece todo muy cómico -contesta con una sonrisa.

-Son pin y pon –dice la chica.

-Bueno pues me callo –dice Víctor.

Me tomo otra acompañando a Víctor y Bárbara, mientras que Iván está dentro trabajando, hablamos un poco de tonterías y nos picamos, como siempre. Al rato me dicen que ya se van, que han quedado y si no llegaran tarde, se levantan y decido irme yo también, pero a mi casa.

Cuando estamos en la calle de en frente despidiéndonos, no sé porque motivo miro al frente, en el preciso momento que pasa ella con unos cascos y sin darse cuenta de nada, bueno creo que ella también me ve, pero disimula y ni se para.

Solo con verla unos segundos siento una sensación rara en el pecho, no sé lo que es pero tengo que verla, aunque sea un momento, por eso al final decido irme con ellos.

-Al fin te decides, ya verás que bien –dice mi amigo.

-¿Estás seguro? –me dice Bárbara confundida.

-Si claro, un rato no pasa nada –contesto mientras vamos hacia la casa de Elsa.

En el camino solo puedo pensar que quizá estoy haciendo las cosas mal, que es un impulso que debo controlar, pero es que no puedo evitarlo, Helena me gusta y mucho. Va a ser difícil sacarla de mi vida, y sobre todo de mi cabeza y mi corazón. Esta es la segunda vez de mí vida hasta el día de hoy, que me gusta una chica de verdad, y me hace sentir vivo pero a la vez me da miedo. No solo por Cristian, que eso es lo peor la verdad, también miedo a que me hagan añicos el corazón, y tener que volver a reconstruirlo.

Cuando llegamos y Bárbara llama al timbre me pongo un poco nervioso, no sé cómo reaccionara ella, seguramente ni querrá verme, y me lo merezco la verdad. Nos abren y subimos las escaleras, este piso no tiene ni ascensor, menos mal que es la segunda planta.

Abre Elsa que al vernos se queda un poco sorprendida, sobre todo cuando me mira a mí. La saludamos y pasamos dentro, me fijo que el piso no es muy grande y cuando miro hacia el salón veo a todos mirándome, incluida Helena.

-Venga coger sitio y sentaros, saco más refrescos –dice Elsa y Helena y la acompaña.

-Hola – saludo a los presentes, y me intereso por el estado de Sofía que no tiene buena cara.

-Bárbara puedes ayudar a Helena –dice Elsa cuando entra al salón.

-Voy –dice está levantándose.

-Bueno Sofía me alegro que estés ya devuelta –dice Víctor mirándola.

-Gracias chicos –dice ella mirándonos a ambos.

Cuando las que faltaban están de vuelta con los refrescos y estamos todos sentados, hablamos un poco de todo en general, Helena evita mirarme y cuando la miro aparta la mirada. Sé que esta cabreada, quiero pedirla perdón por estar aquí siendo una molestia para ella, pero no encuentro el momento.

-He traído una botella de champan, para celebrar que estas aquí Sofía –dice Víctor sonriente.

-Voy a por copas –dice Elsa levantándose, pero Helena la para.

-Tranquila voy yo –la dice y va la cocina, mientras yo aprovecho y voy con la excusa de ayudarla.

-Ahora vengo, voy a ayudarla –digo a los demás.

-¿Te ayudo? –la pregunto mirándola.

-No hace falta, puedes volver con los demás –me dice ella.

-Creo que si te hago falta –la digo mientras veo que no llega a alcanzar unas copas.

-Bueno si puedes coger esas –me dice apartándose.

-Oye Helena –la digo cuando dejando las copas en la encimera y la mira- Te he visto.

-¿Cuándo?

-En la calle mientras estaba con ellos-contesto- por eso he cambiado de opinión y he venido.

-¿A qué juegas Izan? –dice ella enfadada.

-No iba a venir, pero no sé, te he visto y joder, tenía que verte, saber que estas bien –la digo- lo intento pero me cuesta. Lo siento, no quiero hacerte daño.

-No es justo, por lo menos para mí –dice y se va al salón cogiendo algunas copas y dejándome aquí sintiéndome como una mierda.

Brindamos, aunque yo no tengo ganas ni motivos, pero por los demás intento poner buena cara, e intentando no torturarme con las miradas de Helena.  Entiendo que está perdida en todo esto, no la he contado la verdadera razón, pero la tendrá que valer con la excusa que la puse. Aunque claro, me verá como un cabrón por estar ahora aquí, pensando que soy un gilipollas y que estoy jugando con ella.

Nos vamos, porque yo decido que es tarde y porque se me echa el tiempo encima. Yo pensé que ellos dos se quedarían, pero Víctor también se va y cada uno toma una dirección, pero no sin antes hacerme un interrogatorio y comerme la cabeza.

-Tío veo como os miráis los dos, os buscáis –me dice.

-No te montes películas, paso de verdad.

-Te vas a arrepentir, ya te lo digo yo –me da una palmadita en la espalda- Además no lo entiendo, si está arreglado con ese que no quiero nombrar, ¿por qué no os dais una oportunidad?

-Ya te he dicho que no busco nada serio, y ella sí –le digo como excusa.

-Joder tío, pues solo te había visto así una vez, con ya sabes quién –se queda pensativo- bueno creo que esto es mejor incluso.

-Bueno ya vale de tonterías por hoy, me voy que tengo que sacar a Charly –le digo mientras comienzo a andar y escucho un adiós.

Paso por casa y saco a Charly, el pobre estaba esperando. No tardo mucho en volver para dejarlo, darme una ducha rápida mientras llega Iván y vestirme. Mientras estoy en la ducha me acuerdo como siempre de ella y su preciosa cara, su forma de mirar y el gesto que tiene al tocarse el pelo, también su olor cuando paso por su lado. Pero enseguida sacudo la cabeza y me intento concentrar en esta noche, en la carrera que tengo que ganar.

-Llegamos justos –le digo a Iván mientras cogemos el coche que tenemos en un garaje alquilado, por un amigo nuestro, que está cerca de donde tenemos que ir a las carreras, que suelen ser siempre en el mismo sitio.

-No te preocupes llegaremos, no estamos lejos.

Dejo que conduzca él, ya que yo después tengo tiempo para ello. Se ofrece para ir de copiloto, y le digo que no que no quiero que lo haga, o al menos por el momento. Mi amigo asiente, aunque sé que le gustaría estar conmigo en ese momento, pero no insiste, en eso no es como Víctor, es diferente por eso está aquí conmigo.

Saludo a Cristian con la cabeza que ya está allí, él me mira y sonríe satisfecho, quizá se pensaba que no iba a ir. Llego justo a tiempo para prepararme, y poco más. Viene hacía mí para decirme que intente ser más puntual, que esto no se hace esperar, y que espabile. Yo asiento y pienso en cómo le partiría la cara ahora mismo si pudiera.

-Ánimo y mucha suerte tío, tu puedes –me dice Iván antes de comenzar.

-Ahora te veo –le digo y me coloco en mi sitio.

Esta vez me siento más preparado, no voy a negar que necesito coger más el coche, pero apenas tengo tiempo. Me recuerdo mentalmente hacerme un hueco, para practicar.

Estoy en cuarta posición, se me está complicando adelantar al coche que tengo justo delante de mí, pero este adelanta al que tiene el delante y yo también, quedándome en tercera posición detrás del coche rojo.

Cuando adelanta al siguiente, yo tardo un poco más pero lo consigo, ya solo me queda adelantar a ese maldito coche. Lo intento, pero nos quedamos a la par y sigo acelerando todo lo que puedo, sin pensar en nada más que adelantarle y ganar. Pero no lo consigo me quedo en segunda posición, y el coche rojo gana.

Se baja del coche y viene hacia el mío, esperaba un tío pero cuando está bastante cerca veo que es una chica. Tiene el pelo rojo recogido en una coleta, ojos oscuros y piel morena. Me bajo del coche y me doy cuenta de que me sonríe, yo permanezco serio y camino hacia ella.

-Hola –me dice- Soy Katherine.

-Hola, yo soy Izan –la saludo.

-Encantada, eres bueno.

-No tanto como tú por lo que veo.

-Bueno, solo tienes que mejorar un poco –sonríe.

-Puede ser, bueno ya nos veremos tengo que volver.

-Claro –me dice mientras se va a su coche y yo al mío.

Me he quedado sorprendido, cuando yo estaba dentro de las carreras no recuerdo que ninguna chica participara, y no me lo esperaba, es buena. Tengo que ponerme las pilas, ya es un reto para mí, no solo es por Cristian que no tengo dudas de que me presionará, eso lo tengo claro.

-Tienes que espabilar, aunque para ser tu segunda vez no está mal –me dice demasiado tranquilo para ser él- Pero hay que ganar, no valen segundos puestos.

-Ya tranquilo –le digo.

-Te avisaré –me dice y se va- recuerda, la próxima a ganar. Ya te llamaré.

-Ni caso tío, ha sido brutal –me dice Iván mientras vamos al coche.

-Es una chica, la que me ha ganado.

-¿No jodas? No la he visto.

-Sí, se ha bajado del coche y ha venido a presentarse.

-Qué bueno, ¿es guapa? –me pregunta impaciente.

-Sí, pelo rojo, alta, morena…

-La próxima vez me la presentas –dice con una sonrisa.

-¿A ti no te gustaba una? –le miro.

-Sí, pero solo por si me sale mal, tengo que tener más opciones ¿no? –nos reímos mientras vamos al garaje a dejar el coche para volver a casa.

Al día siguiente como me han dado el día libre, pienso que es el momento perfecto para practicar, pero claro cuando se haga de noche. Antes se pasarán a casa los chicos, bueno Víctor y Jorge, ya que Diego está de vacaciones y por las fotos que nos pasa y los mensajes que recibimos, está mejor que ninguno. Mientras los espero me pongo con el móvil y me meto a Instagram, para cotillear porque yo no suelo subir nada, pocas veces he subido yo alguna foto.

Me aparece una foto de Helena con sus amigas y José, la ha subido hoy con un texto bonito a mi parecer. Sale bien, contenta y bonita, supongo que está feliz por tener a Sofía, y por su trabajo, la verdad sé que merece ser feliz. Por eso intento alejarme de ella, aunque me cueste, pero sigo pensando que es lo mejor. Le doy me gusta y me meto en su perfil para seguir viéndola, tiene fotos también ella sola, y me quedo mirándolas, hasta que estos llegan.

-No estoy de humor –dice Víctor cuando intento picarle.

-¿Qué te pasa? –le pregunto sacando unas cervezas.

-Tonterías –dice Jorge.

-Para mí no lo son, no me ha sentado bien.

-Cuéntame anda –le digo.

-Es Bárbara, me ha dicho que se lleva a Sofía a sus vacaciones –nos mira- Y yo quería llevármela por ahí, los dos solos.

-Bueno tío, tampoco es para enfadarse –le digo.

-Y menos si ella no lo sabía.

-¿No se lo has dicho? –le pregunto.

-No, la verdad que no la he dicho nada. Iba a decírselo, pero se me ha adelantado y cuando se lo he dicho hemos discutido.

-No es culpa suya, aunque te joda –le digo.

-Tienes que arreglarlo, cuando estés en frio te darás cuenta –dice Jorge.

Tomamos unas cuantas cervezas los tres, aunque se nota que Jorge está allí un poco por Víctor, pues conmigo habla poco o nada. Cuando Víctor va al baño y nos quedamos solos noto que esta incomodo, como que no le apetece estar ahí conmigo.

-Oye Jorge, ¿sigues enfadado?

-Mira ya hablamos el otro día, si no vas a contarme nada mejor déjalo estar.

-Ya te dije lo que te tenía que decir.

– ¿Me tomas por idiota? –dice mirándome- Puede que los demás no se den cuenta o se hagan los tontos, pensando que todo va bien, pero yo te conozco y lo sabes, por eso me duele esto.

-Piensa lo que quieras Jorge, pero ya está todo dicho, no deberías seguir dándole vueltas.

-Pues cojonudo –dice y suspira.

Nos mantenemos callados hasta que vuelve Víctor y nota que ha pasado algo, al poco se van y me quedo solo esperando a Iván. Necesito hablar con él, es el único que ahora mismo puede comprenderme, sabe cómo manejar las cosas y eso me gusta. Pero pasa mucho tiempo y como veo que no llega pienso que le ha surgido algo, cojo las llaves saco a Charly y después de dejarle en casa me voy a practicar con el coche.

Lo que no sabía es lo que me iba a encontrar allí, cuando llego al sitio donde se organizan las carreras normalmente, me sorprendo al ver un coche y entonces aparco un poco apartado , para fijarme quien hay allí. Como no puedo distinguir bien me bajo, y mientras avanzo reconozco el coche y la persona que se baja de el en cuanto me ve.

Capítulo 19 – Helena

Otro día más y hoy empiezo de verdad mi trabajo como becaria, hoy es el día en el que tendré que involucrarme más y tengo ganas. Me levanto emocionada y menos nerviosa, me doy una ducha, juego con mis gatos porque como ya pensé anoche lo que me pondré hoy tengo tiempo de sobra.

Me pongo unos pantalones finos de tela color crudo, una blusa blanca metida por dentro y un cinturón marrón oscuro a juego con mis sandalias. Escojo un bolso blanco y me decido por recogerme el pelo en una coleta y un poco de maquillaje.

Cuando me tomo mi café con una tostada, mi madre me da la buena noticia de que me lleva, estamos hablando de que seguramente junto con mi abuela me regalan un coche, ya que es más cómodo para mí que ir en autobús. Aunque nunca me ha importado no tener coche, para ir al trabajo me viene mejor.

-Que te vaya bien hija, luego me cuentas-me dice mi madre antes de bajarme del coche.

-Gracias mamá- la doy un beso y me bajo.

Cuando entro saludo a la chica de recepción y ella me devuelve el saludo amablemente. Llamo al ascensor y mientras estoy esperando alguien se me acerca, me giro y veo a una chica con el pelo claro y unos ojos azules que hacen su mirada fría. Me sonríe falsamente, porque lo noto y yo le devuelvo el gesto sin ganas. Nos subimos en el ascensor y ni siquiera me pregunta a qué planta voy, da al botón de la planta tres, que también es la mía, vaya casualidad. Subimos en silencio sin decir ni una palabra, no la conozco.

No me doy cuenta ni donde va la chica, me dirijo a los aseos ya que voy con tiempo. Me miro en el espejo, miro el móvil y claro ya que estoy higo pis. Luego salgo y me dirijo a mi departamento, saludo con un hola general y Laura me contesta y me sonríe. Después me doy cuenta que la otra chica que hay dentro, y que el otro día no estaba es la que ha subido conmigo en el ascensor, que casualidad.

-Helena, te presento a Marina –me dice Laura señalando a la chica.

-Hola, nos hemos visto en el ascensor ¿no? –me dice ella.

-Si encantada –contesto yo y ella vuelve a ponerme una sonrisa falsa.

Después de estar trabajando con Laura y tomarnos un descanso, además de darme cuenta que Marina no deja a Adrián en paz, en plan pegajoso, vamos que se ve de lejos que le gusta. Me pone hasta mala cara cuando hablo con él en alguna ocasión, es majo la verdad además de atento y guapo, o eso me parece a mí.

-Hasta mañana –me despido de Laura en la puerta del edificio, y cuando me dirijo a la parada del autobús porque no pueden recogerme hoy, escucho mi nombre.

-Helena –me dice Adrián desde un coche gris claro, un Mercedes- ¿Dónde vas?

-A la parada –le contesto.

-Ven que te acerco –me dice y me acerco a su coche.

-Pero si no sabes donde vivo –le digo.

-Da igual, ¿dónde vives? – me pregunta abriendo la puerta del copiloto y me subo.

Le digo mi calle y me dice que le pilla bien, que no vive muy lejos de allí. También me asegura que si necesito que me lleve más días se lo diga sin problema, que siempre que pueda lo hará encantado, aunque yo le digo que pronto tendré coche o eso espero, y le doy las gracias.

Hablamos un poco, me pregunta por mi segundo día allí, yo le contesto sin problema y le digo que me gusta y me resulta agradable. El bromea con la actitud de Marina, dice que es así por lo general, pero que me acostumbraré a ella como todos. Me cuenta que estuvieron liados e intentaron una relación pero que no funcionó, pero ella no lo entiende y no le deja de insistir, entonces entiendo ese acercamiento.

-Pues es aquí –le digo señalando mi casa- Muchas gracias.

-Nada Helena, cuando quieras –me contesta con una sonrisa.

-Hasta mañana –le digo y me bajo del coche.

-Mañana nos vemos, descansa –me dice y se va.

Me siento contenta, por una parte las prácticas de momento van bien, aunque solo llevo un día pero tengo un buen presentimiento. Por otro lado Sofía ya está con nosotras, aunque siento todo lo que ha tenido que pasar y está pasando. Y también esta lo de pasar las vacaciones sola, quiero decir, sin mis padres, mis amigos… Pero todo es por una buena causa, y eso es lo que hace que me quede aquí.

Cuando me tumbo en la cama y me pongo la música, cierro los ojos y lo veo a él, su cara frente a la mía, mirándome con esos ojos que me cautivan y sus manos cuando me acarician, también sus abrazos que me hacen estar segura, protegida de todo.

No quiero pensar en él, lo intento de verdad, pero cuando me quedo sola no puedo dejar de pensar en lo que pudimos ser y no somos, siento que todo se ha jodido. Por culpa de otra persona, o por culpa de él, que aún me duele más, que decida por los dos, y eso para mí no es justo.

Me despierto sobresaltada por el sonido del móvil, no recuerdo  haberme quedado dormida, pienso que es la alarma, pero no, es una llamada de Bárbara.

-Hola- digo cuando cojo la llamada.

-¿Qué te pasa? –me dice mi amiga.

-Nada que me acabo de despertar –la contesto.

-Lo siento –me dice ella.

-No pasa nada, me quede dormida sin darme cuenta –la digo- ¿Qué tal?

-Pues bien, bueno me ha confirmado Sofía que se viene, asique genial –me dice alegre.

-Será lo mejor –la digo yo animada por ello.

-He quedado con Víctor ahora, pero me ha dicho José que necesita vernos.

-¿Le pasa algo? –la pregunto confusa.

-No sé, me ha dicho que necesita de nuestros sabios consejos, iba a llamarte a ti pero ha recordado lo de las prácticas –me contesta.

-Vale pues ve a ver a tu chico y luego nos vemos ¿no? –la digo.

-Háblale y quedar, yo llegaré después pero prometo no retrasarme mucho.

-Está bien, ahora hablo con él y avisamos por el grupo.

-Genial, gracias Helen, sabes que te quiero –me dice contenta.

-Y yo tonta, pásalo bien luego nos vemos  – nos despedimos y cuelgo.

Hablo con José al que noto un poco cabizbajo, no me quiere contar nada dice que luego hablamos, quedamos en vernos en media hora en casa de Elsa. Avisamos por el grupo a las demás, y decidimos que luego pediremos algo de cena, pero no muy tarde porque yo madrugo y Elsa también.

Voy con la misma ropa de esta mañana, pero me peino un poco y me retoco el maquillaje, ya que lo llevo para que quitármelo pienso yo, lo apaño un poco y listo. Me despido de mis padres que están abajo mi madre en el salón y mi padre en la salita, bueno más bien un pequeño despacho donde trabaja a veces.

De camino me pongo música así se me hace más ameno, ya que voy sola. Suena Lovely de Billie Eilish, Khalid y no me doy cuenta de nada de mi alrededor, simplemente escucho la canción tranquila sin prisa, con mis pensamientos a mil y sin esperarlo sucede. Le veo a unos metros con dos personas más, mi reconocible amiga Bárbara y su chico. No me ve o eso creo, y yo no quiero acercarme, así que camino pero estaba vez rápido hacia casa de Elsa.

-Helena- me grita alguien y me giro.

-Hola José –le saludo y viene a abrazarme.

-¿Qué tal? –me pregunta.

-Pues bien, ya sabes contenta por mi trabajo –le respondo- ¿Y tú?

-Pues bien y mal, ahora te cuento –me dice mientras llegamos al piso de Elsa.

-Bueno seguro que tiene una solución–le digo y me sonríe.

Nos abre Sofía que tiene unas ojeras increíbles, se pueden apreciar fácilmente, no parece que este bien pero ella nos sonríe y nos dice que pasemos. Vamos al salón y esperamos a que Elsa salga de la ducha, mientras Sofía nos trae unos refrescos y nos cuenta que se ha terminado un libro de amor precioso, y nos reímos.

-Ojalá tuviera yo una historia así –nos dice.

-Anda y yo –digo riendo.

-¿Y yo qué? – suelta José y nos reímos más fuerte.

-Oye ¿me puedo enterar de que os reis tanto?, yo también quiero –dice Elsa entrando al salón.

-Del libro que se ha leído Sofía –le suelta José.

-Ah, bueno una historia totalmente fantástica –dice Elsa sonriendo.

-Todos necesitamos un poco de fantasía en nuestra vida –dice Sofía.

-Tienes razón, brindemos por la fantasía –digo yo y chocamos los vasos mientras Elsa se va riendo hacia la cocina.

Al rato cuando ya nos hemos tomado unos cuantos refrescos y nos cuenta Elsa que está buscando trabajo para Sofía, ya que nuestro amigo no nos quiere contar nada hasta que Bárbara no esté presente.

Cuando llaman al telefonillo ya sabemos quién podía ser, o eso pensamos porque viene Elsa al sofá y nos mira confundida.

-Oye no sabía que vendría también Víctor, avisar –dice y la miramos sorprendidos.

-¿Víctor? No sabía nada -digo mientras llaman al timbre.

Cuando entran Bárbara nos pide perdón con la mirada, y no es que nos importara que viniera Víctor pero si además se acoplaba su amigo y no otro que Izan ya era diferente, o por lo menos para mí. Le miro, bueno más bien nos miramos y no nos decimos nada, o yo por lo menos no iba a hacerlo.

-Joder Bárbara podrías avisar- la digo a solas en la cocina.

– Lo sé y lo siento –me dice ella.

-José nos tiene que contar algo importante para él y los traes.

-Puf tienes razón, pero bueno ellos se van ahora.

-Bueno –la digo sin ganas de volver al salón.

-Tranquila, estaré tu lado, pensé que no vendría, cambio de opinión en el último momento –me dice preocupada.

-Está bien, no pasa nada, aguantare –y me da un abrazo antes de volver con el resto.

En ningún momento hablo con él, o por lo menos directamente, simplemente estamos allí como si no nos conociéramos, como si fuéramos extraños o típicos conocidos lejanos. Yo no estaba cómoda, y él tampoco lo parecía mucho, pero ¿por qué había venido? Si tenemos que mantenernos alejados, no entiendo nada.

-He traído una botella de champan, para celebrar que estas aquí Sofía –dice Víctor sonriente.

-Voy a por copas –dice Elsa levantándose, pero la paro.

-Tranquila voy yo –la digo y voy a la cocina, mientras escucho a Izan ofrecerse a ayudar, mierda pienso.

-¿Te ayudo? –me pregunta mirándome.

-No hace falta, puedes volver con los demás.

-Creo que si te hago falta –me dice mientras intento alcanzar las últimas copas que están al fondo.

-Bueno si puedes coger esas –le digo apartándome para que pueda cogerlas.

-Oye Helena –dice cuando deja las copas en la encimera y me mira- Te he visto.

-¿Cuándo? –le digo como si no supiera nada.

-En la calle mientras estaba con ellos-me dice- por eso he cambiado de opinión y he venido.

-¿A qué juegas Izan? –le digo molesta.

-No iba a venir, pero no sé, te he visto y joder, tenía que verte, saber que estas bien –me dice- lo intento pero me cuesta. Lo siento, no quiero hacerte daño.

-No es justo, por lo menos para mí –le digo y me voy al salón con algunas copas, dejándole allí.

Brindamos, aunque yo con mal sabor de boca después de la charla con Izan, pero por mis amigos pongo buena cara. Me dice que no quiere hacerme daño, pero no se da cuenta que así me está jodiendo, que solo piensa por él, y no lo entiendo porque sé que él no es así y algo le pasa.

-Por fin solos –dice Elsa.

-¿Te molestan? –pregunta Bárbara.

-No joder, es por lo de José –mira a este.

-Está bien chicas, allá voy, aunque me lo he pasado bien con estos –dice sonriendo.

-Lo siento por no avisar –dice Bárbara- ¿Me perdonáis?

-No hay nada que perdonar –dice Sofía mirándonos al resto.

-Bueno si no hubieras venido con Izan, te perdonaría más fácil –la digo.

-No sé porque ha venido Helena, no quería –dice esta- Pero lo siento, enserio.

-No pasa nada, no es tu culpa –la digo y la abrazo.

-Atención José tiene que soltar algo ya –dice Elsa mirándole.

-Pues chicas os cuento, ya sabéis que mis padres quieren llevarme con ellos de vacaciones como todos los años, y yo no quiero ir al mismo sitio de siempre, solo porque mi tía nos deja la casa –nos dice y hace una pausa- No sé qué hacer, si me voy tendré playa y demás, sino me quedaré aquí solo, bueno con Helena, que tampoco esta tan mal, pero ella tiene trabajo y yo no hago nada –dice y se ríe- ¿Qué haríais vosotras? –Nos mira.

-Yo me iría –le digo sin pensarlo.

-Vamos y yo, sin duda –contesta Elsa.

-Vete José –dice Bárbara- Helena no se va porque no puede, pero tú sí.

-Opino igual –dice por último Sofía- Además allí te hiciste amigos ¿no?

-Sí, pero yo que se hemos cambiado, cada uno a lo suyo –dice José.

-Bueno aquí tienes nuestra opinión, pero tú haz lo que te apetezca –le digo.

-Gracias chicas, si tenéis razón, debería ir y disfrutar pero mis padres…

-Lo dices porque no te conocen bien, bueno tu no les dejas –dice Bárbara.

-No volvamos con eso por favor –dice José molesto.

-Algún día saldrá –dice Elsa.

-Pero aun no, no me apetece- dice José- ¿Bueno que pedimos pizza? –cambia de tema y lo damos por zanjado.

Cenamos pizza y no volvemos a sacar el tema de José, yo pienso que debería abrirse más con sus padres, intentarlo aunque sé que para él es difícil pero en algún momento se enteraran de su bisexualidad.

Cuando se hace tarde, o por lo menos para mí porque madrugo y para Elsa que mañana le toca turno de mañana en la cafetería, decidimos marcharnos.

Como siempre José toma su dirección y Bárbara y yo la nuestra, aunque vamos juntos los tres hasta un tramo del camino. En el camino Bárbara saca el tema a nuestro amigo y le dice que es una buena oportunidad para arreglarlo con sus padres, por la discusión que tuvieron, y además se le ocurre otra idea que anima un poco a José.

-¿Y si te llevas a Elsa? –dice mi amiga emocionada.

-Pero, ¿crees que querrá?- dice él.

– ¿Y por qué no? –dice Bárbara parándose en mitad de la calle mirándole- La pobre no se va nunca, bueno alguna vez se vino conmigo y Helena, pero estaría bien para ti y para ella.

-Anda pues sí –intervengo yo- Seguro que quiere.

-No sé chicas, a lo mejor no quiere y tiene sus planes.

-¿Planes? –Ríe mi amiga- Sabes que no, yo se lo preguntaría.

-Hombre a mí me gustaría –dice el sonriendo.

-Pues ala ya sabes –le digo y nos reímos.

Nos despedimos de un José más contento, si es que lo que no se le ocurra a mi amiga, que buen ojo tiene a veces. Nosotras seguimos caminando y hablando, como siempre no podemos están calladas, cuando nos juntamos todo fluye, por eso es mi mejor amiga. Pero me quedo sorprendida cuando me dice una cosa que no me esperaba, vamos que no sé si me lo dice por decir o que lo sabe a ciencia cierta. Ella no deja de reírse por el comentario, y claro yo también me rio, cuando nos despedimos en la esquina de siempre.

De camino a mi casa no puedo dejar de pensar que podría ser verdad y se me escapa una sonrisa. ¿Será que nuestros amigos se gustan? Sería bonito, pero quizá mi amiga es más lista y me lo ha dejado caer para que no piense en otra cosa, u otra persona, mejor dicho.

Capítulo 18 – Izan

Nada que no encuentro ni un coche, por más que busco junto a Iván no damos con un coche medianamente bueno, para lo que necesito, o se van mucho de precio o están reventados. Al final tenía razón y voy a tener que aceptar lo que me propuso Cristian, eso o arriesgarme a que alguien salga mal parado, y lo segundo no lo voy a permitir.

-Joder Izan, no puede ser – me dice Iván asqueado.

-Te lo estoy diciendo, no hay nada, no puedo sacar dinero de las piedras –le digo.

-Podemos hablar con los chicos, quizá nos pueden ayudar con el dinero o a buscar algo –me dice el convencido.

-Te recuerdo que no quiero meterles en esto, y lo sigo manteniendo –le contesto cabreándome.

¿Entonces? –me mira serio- Claro, aceptarás el trato…

-No me queda otra, ¿te piensas que me gusta la idea? –le digo levantándome del sofá- Pero es lo mejor, y lo sabes.

El día se me pasa volado en el trabajo, tengo bastantes cosas que hacer y casi no me da tiempo ni a pensar, paro a comer porque me entra hambre, pero no tengo ni idea de que hora es. No aparece Jorge, pero sé que esta dándole vueltas al tema, le conozco demasiado bien. 

Cuando termino mi jornada me voy directo a casa y saco a Charly un rato, pasamos un buen rato en la calle y cuando estoy a punto de pasar la calle, la veo. No me hace falta tenerla cerca para distinguirla, va sola en su mundo y me entran muchas ganas de ir hacía ella y abrazarla, no sé quizá besarla, pero no lo hago.

Al día siguiente tengo un mensaje de Víctor, me dice de quedar esa misma tarde, ya que ayer no podían la mayoría y se aplazó, hoy me lo confirma, con mucho tiempo si señor. Le digo que sí, una cosa es no involucrarlos en mis asuntos turbios y otra era pasar de ellos totalmente.

-Hola chicos –les saludo mientras me siento en la silla que queda libre en la terraza.

-Ya era hora tío –me dice Víctor.

-Te veo contento –le digo.

-Un poco si –me contesta el sonriendo-

-Ya veo, ya –le digo y sonrío-

-Bueno niño, que tenías que contarnos ¿era importante no? –dice Jorge mirando a Víctor.

-Que impaciente –dice este- Pero si es importante, bueno sobre lo que os comente por el grupo, lo de Sofía, la amiga de las chicas.

-Cuéntanos que sabes –le digo un poco serio.

-Ayer vi a Bárbara y me lo contó, la verdad que es un asunto chungo –dice el poniéndose serio- Pero quería informaros, a parte para que sepáis que no ha tenido nada que ver Cristian –me mira mientras pronuncia su nombre.

Nos cuenta lo que le pasó a la chica, y la verdad que me cabrea bastante la idea porque yo he pasado cosas chungas, pero claro yo soy yo, y esa chica no tenía nada que ver conmigo. Parecía la típica pija con sus padres pijos con pasta, que todo le sale bien y sacaba buenas notas, pero mira las cosas no parecen lo que son. Sí parece pija pero no tanto, su padre tiene pasta, pero le importa una mierda su hija y su mujer parece que menos, y si se ha sacado una carrera pero ¿y ahora? No sabe qué futuro tendrá porque claro, su padre ya no forma parte de sus planes, su padre le da miedo y asco. Y la verdad, después de lo que me han contado no es para menos…

-Joder, pobrecilla –dice Diego impresionado- ¿Podemos hacer algo?

-Pues Bárbara me ha contado que hablando con Helena, estaban pensando en decirle a su amiga de denunciar, pero claro esta reciente y no saben cómo actuar con ella, está asustada y nerviosa. –Nos cuenta Víctor.

-Normal, no es algo bonito –dice Jorge- Pero algo tendrá que hacer.

-Si, lo mejor es que lo denuncié –confirma Iván.

-Yo pienso que sí, ¿pero tiene pruebas? –Intervengo- Es un tipo poderoso con dinero, puede comprarlo todo. –Se me quedan mirando pensativos.

-Tienes razón –dice Jorge.

-Pero algo tendrá que hacer la muchacha –dice Diego mirándonos.

-Sí eso sí, pero ¿cómo? –nos pregunta Víctor pensativo.

-Primero tendrán que hablar con ella y proponérselo, y pensar cómo hacerlo siendo inteligentes antes de lanzarse –les digo- Habla con ella, explícale un poco las cosas y que ellas lo traten con su amiga lo mejor posible, si necesitan ayuda aquí estamos ¿no?

-Si claro, se lo comentaré a Bárbara y os digo –me dice Víctor y asiento con la cabeza.

Después cambiamos de tema y empezamos a hablar de las vacaciones mientras nos tomamos unas cerves, Diego se va en un par de días y Jorge está más callado de lo normal o eso me parece a mi, por lo demás sería como un día cualquiera. A Víctor se le ve ilusionado, y todos sabemos a qué se debe a Bárbara y también sabemos que ayer la cosa se alargó con ella y por eso no quedamos, lo entiendo.

Diego como siempre en sus cosas, pensando ya en sus vacaciones en la playa con sus padres que le dejan hacer lo que quiera y en las chicas en biquini y hace bien el chaval. Jorge más callado de lo normal no ha contado nada, o apenas nada, solo ha dado su opinión y alguna tontería, y yo sé que es por mí, pero no puedo hacer nada por ahora. Iván esta como yo intentando que no se note la tensión que tenemos, porque, aunque él no esté tan involucrado como yo, lo siente igual y sé que haría lo que fuera por mí, por todos.

Y allí estamos, hasta que en un momento me quedo yo solo con Víctor, Diego y Jorge se van, Iván tiene que seguir ayudando a su padre en el bar y yo pues me quedo un poco más. Le pregunto qué tal le va con Bárbara y el contento me cuenta lo bien que han conectado, que de momento todo iba bien e incluso que estaba pensando en invitarla a irse de vacaciones con él, los dos solos pero que no sabe cómo iba a reaccionar, yo le animo a que lo haga, me da un poco de envidia, pero de la sana.

-Y tú ¿qué harás? -me pregunta.

-Pues me quedaré por aquí con Iván –le contesto.

-Podrías darte unas vacaciones, o una escapada. Aunque sea solo, seguro te viene bien.

-No tío, no voy a malgastar el dinero necesito un coche ¿recuerdas? –le digo.

-Es verdad, pero el coche ¿para cuándo? -me contesta- Ah, ya sé cuando tengas canas –se ríe.

-Anda tonto, más pronto que tarde –le digo riéndome.

-Bueno me vas a contar que pasa con Cristian, ¿vas a meterte en las carreras esas? –me pregunta más serio.

-Si tengo que hacerlo, pero no te preocupes esta todo zanjado, si lo hago nos deja en paz y gano algo de pasta –le contesto- Eh, no te pongas serio, todo bien tío –le doy en el hombro.

-Vale, es solo que estas raro, distante no sé –me dice- Tienes a Jorge mosqueado y nunca os he visto así.

-Lo solucionaré con él, es que se monta películas.

-Oye, ¿no vas a intentar arreglarlo con Helena? –me pregunta mirándome- Si ya esta todo solucionado, que más da.

-No, no tengo nada que ver con ella, estuvo bien mientras duro –le contesto- Ya sabes como soy, además mírala ella es diferente, yo soy…

-Eres tonto y ya está, había algo lo vi en vosotros, pero tu verás –me dice sin más- Eh arréglalo con Jorge, habla con él. Me niego a veros así, joder.

Y le prometo que hablaré con Jorge, y lo hare, pero le contaré la misma versión y no sé si me va a creer, pero las cosas son así. Y también pienso esa noche en ella y en cómo nos conocimos, y en lo que tuvimos y ya no tendremos. Pero tengo que protegerla y el mejor modo es así, apartándome de ella y de su vida, aunque me joda.

A la mañana siguiente me despierta una llamada, estoy de tarde y no madrugo aprovecho un poco para dormir más, pero cuando lo escucho pienso que es el despertador hasta que miro bien el móvil y veo su nombre, pienso en colgar y seguir durmiendo pero sé que no voy a poder y lo cojo de mala gana.

-Dime –digo nada más descolgar.

-Hola ¿te he despertado? –me contesta- Bueno me da igual, necesito una respuesta ya.

-Sí –le digo medio dormido.

-Si ¿qué? –me pregunta- si a te he despertado, si a lo del coche, joder especifica.

-Que si a lo del coche, pero voy a intentar conseguir más dinero y te confirmo la cifra ¿ok?

-Vale, pero te doy un par de días no más, a lo de la cifra, el coche lo tienes para esta noche –me dice- Te necesito.

-¿Cómo que me necesitas?-le pregunto confundido- No te estoy entendiendo.

-Me ha fallado uno, y necesito que corras tú –me contesta- No te preocupes por las cifras ni el coche, ya te he dicho te doy un par de días. Pero esta noche eres mío, ahora te mando la dirección y la hora. Hasta luego Izan –y me cuelga.

-Joder – digo tirando el móvil por ahí- vaya mierda.

Y así es, una hora más tarde tengo el mensaje en mi móvil, que por desgracia sigue vivo después del golpe. Se lo cuento a Iván, aunque se pone cabezota en acompañarme y yo se lo niego, al final tengo que acceder porque se pone pesado. Y ahora me encuentro en el trabajo pensando cómo hablar con Jorge para que se calmen un poco las cosas, al menos por ahora. No sé si se pasará por aquí, pero escucho la puerta abrirse y al mirar veo que es él.

-Hola tío –le saludo.

-Hola- me dice secamente.

-¿Qué tal?

-Bien, supongo –me contesta seco- ¿Y tú?

-Pues bien, bueno pensando que parecemos gilipollas –le digo y se me queda mirando- ¿Podemos hablar un momento?

-Si claro, porque creo que el gilipollas eres tú –me dice acercándose- ¿Qué coño pasa?

-No pasa nada Jorge, solo que toda esta movida me ha tenido en tensión, pero ya esta aclarado no hay problemas –le digo intentando sonar convincente.

-No te creo, joder, ¿me vas a seguir mintiendo? –me dice cabreado- Te conozco Izan.

-Pues parece que me conoces una mierda –le contesto cabreado- Que te entre en la cabeza que todo esta bien, haré alguna carrera para que no me joda y ya está.

-Me parece tan sencillo, que no me lo creo –me dice- Como te pillen o como te involucre en más mierdas, estas jodido Izan y te lo digo como amigo.

-Lo sé, pero lo tengo controlado –le contesto un poco más calmado- Solo quiero que esto no nos separe.

-Deberías pirarte por ahí, Izan.

-No es tan fácil.

-Hay más ¿verdad? –me mira serio – Por eso dejaste a Helena, estas distante ¿son solo las carreras? No me mientas.

-No tengo nada más que decir –le contesto y me voy de allí dejándole solo, porque sé que al final me lo sacará y no quiero.

Mensaje de Víctor  <Oye que no entiendes de arreglar las cosas con Jorge y no dejarle peor, joder Izan> Y eso pienso yo, joder, pero las cosas están así y por eso no le contesto, pero tampoco tengo tiempo pues estoy preparándome para mi primera carrera en años, demasiados y sé que no va a ser fácil.

-Hombre, mis chicos preferidos, sobretodo tú –dice Cristian señalándome y sonriendo a Iván.

-Hola –digo serio y mi amigo le saluda con la cabeza.

-Venga venir, aquí tengo la joya preparada, quiero que la pruebes –me dice llevándonos al mismo taller mugroso.

Cuando me monto en el coche mi amigo se monta conmigo de copiloto, yo le dejo claro, que solo es para probar el coche. Empezamos a mirar todo bien y cuando ya me veo preparado lo arranco y salgo, y vuelo con el coche y empiezo a disfrutar como hacía tiempo no lo hacía conduciendo. El coche va bien, no encuentro fallos y me siento cómodo me gusta mucho, sé que Cristian me conoce en este aspecto.

-Espero que no me falles –me dice Cristian serio- Es mucho dinero.

-Haré lo que pueda –le contesto y me subo al coche de nuevo, pero esta vez para intentar ganar la carrera.

-Oye, ¿quieres que me monte contigo? –me pregunta mi amigo.

-Ni de coña –le contesto y él se aparta pero no antes sin desearme suerte.

Y ahora viene lo bueno, porque en el fondo me gusta, no este mundo de mierda en el que me he metido, pero si correr y aquí estoy para correr e intentar ganar.

Empiezo bien voy concentrado, emocionado, con mucha adrenalina y emoción, pero tengo a uno pegado que no me deja en paz. Voy de los primeros, el tercero creo si el que se me pega no me adelanta. Me estoy poniendo nervioso porque tengo que ganar, no puedo defraudarle, le conozco y sé que si no lo pagaré de alguna forma.

Estoy sudando de los nervios, acelero todo lo que puedo, y me pongo el segundo, pero me cuesta controlar el coche, no estoy acostumbrado y el coche no lo conozco muy bien. Al final no sé cómo ni cuándo, pero logro adelantarlo y quedar el primero, eso si un poco más y me estampo contra un muro.

-Joder increíble, me tenías en tensión –me dice Cristian- Te necesito aquí.

-Por los pelos –le contesto mientras hago un gesto a mi amigo para irnos- Te dejo el coche

-Te llamo en unos días, recuérdalo –me dice mientras se sube al coche.

Llego reventado por toda la adrenalina y la tensión, Iván ni me pregunta y yo no le digo nada, me vale con que este a mi lado. Me ducho y eso me relaja bastante, caigo en la cama y veo mensajes de Víctor < ¿No me vas a contestar? Me parece increíble. Lo pillo ya me dirás algo. Por cierto mañana he quedado con las chicas ¿te animas? Aunque se la respuesta>  Pues no, no me animo pero no voy a contestar o por lo menos no ahora, me siento raro y me vienen muchos recuerdos a la cabeza, pero solo quiero dormir y eso hago sin apenas darme cuenta.