Capítulo 7 – Helena

En cuanto ella nos mira y se da cuenta de quien somos, se sorprende pero no pasa de largo, al contrario se queda parada y nos mira a mi amiga y a mí, con una sonrisa en la cara. Esa sonrisa que no podría ser más fría y falsa, como ella misma. La miro bien y esta como vi en la foto, con el pelo largo casi rubio y esos ojos claros que aun recuerdo.

-Hola –nos saluda Claudia sonriendo- cuanto tiempo –nosotras nos quedamos sin saber que decir pero reacciono-

-Hola –la contesto secamente-

-Que alegría veros –nos suelta y nosotras sabemos que es una mentira más- no sé si sabes que he venido gracias a tú novio –dice ella refiriéndose a mi-

-No, no lo sabía – la digo un poco desconfiada- ¿le conoces?

-Más que eso, somos muy amigos –me dice tocándose el pelo- es un tío increíble.

-Venga sois amigos ¿y qué más? –habla Bárbara al fin- No te creo.

-Pues deberías, sino preguntarle a él –contesta y saca el móvil y nos muestra unas fotos en diferentes lugares y días- ¿ves?

-¿Y qué haces con mi novio?-le digo cabreada-

-Pienso que es mucho para ti Helena, le he conocido bien y no pegáis – dice ella sonriendo-

-Eres una zorra –le dice Bárbara- no te acerques a Oscar y déjales en paz, sabes que sobras y que Helena vale millones más que tu – la señala-

-No digas tonterías –dice con una risa falsa- él tiene derecho a elegir con quien juntarse.

-Y tú no tienes derecho a meterte en mi relación –la suelto  y me acerco más a ella- más vale que le olvides y te busques otro juguete.

-¿Me amenazas? –me dice poniéndose seria- yo hago lo que quiero con mi vida.

-Pues céntrate en tu vida y no en la vida de las demás –le dice mi amiga cabreándose más-

– Sois unas niñatas –nos sueltas mientras sigue su camino- adiós.

-Y tu una estúpida –le suelta Bárbara- que te den – y nos quedamos ahí paradas-

No entiendo nada, mi amiga me abraza, bueno en realidad nos abrazamos las dos, encontrarnos con Claudia es lo peor que nos ha podido pasar. Pero aun peor lo que me temo que está pasando con Oscar y ella, y ya sí que mi cabeza va a explotar. No sé si llorar, gritar o ir a arrancarle los pelos a los dos. Pero antes de eso tendré que dejar las cosas claras con él, que aun sigue siendo mi novio, pero no sé por cuánto tiempo más.

-Amiga esta es una víbora, pero de las malas –dice Bárbara- esperemos que no sea la misma situación, que sean solo amigos sino los dos van a salir mal parados.

-Gracias por todo, no sé que estará pasando pero esto se va a acabar en cuanto termine los exámenes –la contesto y  empezamos  a andar, entonces oímos de repente  alguien a nuestro lado-

-Hola chicas –nos giramos y vemos que nos saluda Izan-

-Anda hola otra vez–le dice Bárbara-

-Hola –le saludo un poco seca-

– ¿Qué hacéis? –nos pregunta-

-Em… –empiezo a decir- Nada, estábamos yendo a casa.

-Sí, estamos un poco cansadas de los exámenes –dice Bárbara mirándome-

-Claro-nos dice – ¿por dónde vivís? – me sorprende la pregunta y que se interese por nosotras-

-Pues no muy lejos de aquí –dice Bárbara- por donde te encontramos el sábado…. –le mira-

-Ah, ya –dice pensativo, seguro que recordando lo que pasó- bueno, si queréis os acompaño yo también voy por allí –nos dice-

-Vale, como quieras –le contesto-

-Si no te pilla mal –dice mi amiga- pues vamos juntos.

-Sin problema – no dice y empezamos a andar los tres-

No entiendo porque nos acompaña, está siendo un día raro, pero mientras andamos siento que me mira de reojo, lo noto. Pero yo sigo mirando el móvil, no me apetece hablar y así me hago la ocupada. Lo que sí sé es que esta más animado que antes, le noto más diferente, bueno no le conozco apenas, será que le empiezo a conocer y no es normalmente tan borde y seco, pero este Izan me gusta más.

Estoy con mis pensamientos, cuando miro hacia delante porque veo que Bárbara baja el ritmo, y está ahí el que faltaba, y con el que menos ganas tengo de hablar porque sé que lo voy a mandar a la mierda, y Oscar tan sonriente viene hacia nosotros.

-Hola guapas- nos saluda a mi amiga y a mi pasando su mirada por Izan-

-Hola-le digo secamente mientras Bárbara tira de mí para irme-

-Oye, ¿dónde vais? –nos para él- que prisa.

-Tenemos prisa sí-dice Bárbara-

-Pues no sé porque –sonríe- ¿no puedo saludar a mi novia?-dice mirándome –

-No tengo tiempo Oscar, ya lo hemos hablado –le contesto- nos tenemos que ir, vamos Izan –le digo mirándole-

-No me lo presentas ¿o qué? –dice Oscar-

-No hace falta, tenemos prisa –insiste Bárbara, pero cuando vamos a pasar por su lado me coge del brazo y me empuja hacia él-

-¡Qué haces! –le digo soltándome- déjame en paz.

-¿y mi beso?- me dice acercándose y le miro con asco-

-Que te lo dé otra, bueno seguro que ya te lo ha dado –le suelto y él me vuelve a coger del brazo cuando ve que me voy a ir-

-Que dices Helena –me dice enfadado- estás loca ¿o qué?

-No estoy loca, suéltame – le digo intentando librarme de él-

-Estos celos no te llevan a ningún lado cielo –me dice sin soltarme-

-Oscar déjala- le dice Bárbara al ver que no me suelta-

-Tú no me dices lo que tengo que hacer –dice él cabreado y me agarra más- Y tú te quedas conmigo, tenemos que hablar.

-No tengo nada que hablar –le contesto mientras intento soltarme- me haces daño –le digo-

-Cállate y ven conmigo –me insiste-

-Déjala en paz gilipollas –salta Bárbara-

-Eh, déjala –dice Izan que hasta ahora se había quedado al margen-

– Eres un capullo – le digo ya cansada cuando veo que no me deja y me suelta pero en ese momento me da una torta en la cara que no me esperaba para nada, nunca me ha puesto una mano encima-

-Eres una niñata –me dice él cabreado- ala vete.

Me tapo la cara donde me ha dado, me duele y no me creo que el chico que es, bueno era mi novio me haya pegado. No me doy cuenta de lo que ha ocurrido hasta que no escucho el golpe de Izan en la cara de Oscar, reacciono porque mi amiga empieza a separarlos y yo también agarro a Izan para que no siga. 

Oscar después del golpe se ha quedado parado soltando de todo por su boca, y cuando va a pegar a Izan este reacciona rápido y  le coge de la camiseta.

-Como le vuelvas a poner un solo dedo encima, esto será poco -le dice con rabia-

-Quien cojones te crees que eres -le contesta intentando zafarse-

-Suéltale –le digo- vamos, no merece la pena –tiro de él y parece que reacciona porque le suelta-

-Espero que te haya quedado claro –le dice antes de darse la vuelta e irnos, mientras Oscar se queda allí descolocado-

Cuando ya hemos andando un poco, bastante callados los tres, Izan se para de repente y nosotras hacemos lo mismo.

-Chicas lo siento –nos dice- Helena ¿estás bien?

-Sí, gracias –le contesto- estoy mejor tranquilo.

-Vamos os acompaño –nos dice y comienza a andar, Bárbara y yo le seguimos-

Ninguno de los tres hemos dicho una palabra, estábamos cada uno con nuestros pensamientos, no sabíamos que decir, se notaba. Me fije en sus movimientos al andar, se le veía un poco tenso, y en como aminoraba el paso cuando veía que nos quedábamos atrás.

Acompañamos primero a Bárbara pilla antes que mi casa, nos despedimos y la digo que luego hablamos. Izan y yo seguimos el camino hacia mi casa, vamos callados, yo con mis pensamientos y él no se imaginó que con los suyos. 

Cuando llegamos a mi casa me quedo parada sin saber muy bien qué hacer, si darle las gracias o no sé. Ha sido todo tan surrealista que aun no me lo creo.

– Bueno ya hemos llegado a mi casa -le digo al fin- gracias 

– No es nada -me dice mirándome- ¿Estás bien, te duele? -y veo que está mirando mi mejilla y que levanta una mano con la intención de tocarla pero la detiene-

– Me duele -le digo- pero se pasará.

– No entiendo cómo ha podido tocarte, tratarte así -me dice cabreado- ¿Enserio estás con él?

– Sí, bueno estaba -contesto conteniendo las ganas de llorar y la rabia acumulada-

– Eh -me dice cuando bajó la cara y me abraza y ahí es cuando mis lágrimas empiezan a salir- no llores tranquila -escucho que me dice antes de escuchar mi nombre-

– Helena hija -dice mi padre- perdona no quería interrumpir.

– Hola papá -le digo con la mano en la cara intentando camuflar la marca- no molestas ya se iba – digo rápido-

– Hola, eh si ya me iba – contesta Izan- nos vemos adiós – dice marchándose-

– Adiós -le contesto mirando cómo se va-

– ¿Quién era ese chico? – me pregunta mi padre-

– Un amigo papá, ya entro que estoy cansada y tengo que seguir estudiando -le digo entrando en casa- 

– Vale hija yo me voy, luego nos vemos -y nos decimos adiós con la mano-

Subí directa a mi habitación, me miró en el espejo lo primero, tengo un aspecto horrible con esa marca, no sé si podré taparla, tengo que pensar algo seguro que mis padres me preguntan. Voy a la cocina a por hielo aprovechando que mi madre está trabajando y mi padre se ha ido. Me lo pongo y me echo en la cama un rato, bueno en el hueco que me queda, mis gatos me quitan media cama, pero les quiero igual.

Estoy pensando en todo lo que ha pasado, en lo de Izan, en Óscar… No entiendo cómo me ha podido hacer esto, vamos a hacer un año, y jamás imaginé que sería así, aunque llevamos relación a distancia al principio estábamos juntos casi todos los días, cuando él estaba aquí. Pero desde que se fue nos hemos distanciado, yo le quería pero ya veo que él no tanto. Está claro que ha sido un error, pero estaré bien me digo a mi misma, aunque ahora solo tenga ganas de llorar y toda esta rabia. Y así me quedo dormida, mientras lloro, y pienso en el día de mierda.

Me incorporo asustada, es el zumbido de mi móvil, me he quedado dormida y no me he dado cuenta. Cojo el móvil y veo que es Bárbara, descuelgo necesito hablar con ella.

-Hola -me saluda- ¿Cómo estás?

-Hola Bar, estoy mal a ti no te voy a mentir -la contesto- ¿Y tú?

-Yo cabreada, pero más preocupada por ti -me dice-  

– Gracias estoy que no me lo creo -la digo con un nudo en la garganta- es una mierda, pero se acabó.

– Haces bien, mejor así -me  contesta – mañana nos vemos en la uni ¿no? 

– Claro, así estudiamos un poco. Me va a ser un poco imposible estudiar ya hoy -la digo-

– Descansa y ya mañana nos ponemos -dice ella- Oye ¿Tu cara?

– Puf mal, tendré que tapármelo como pueda o inventarme algo -digo mirándome y viendo que empieza a cambiar de color- lo tengo peor de lo que esperaba…- madre mía me escucho decir en voz alta-

– Joder tía, ahora pienso algo y te digo, tú intenta taparlo -me dice- Y descansa, mañana nos vemos amiga.

– Gracias, lo intentaré -la contesto- Hasta mañana.

-Chaoo -se despide y cuelga-

Pongo la escusa de que no tengo hambre porque estoy agobiada por los exámenes, para no tener que estar con mis padres. Me lo intento tapar por si entran por mi habitación, y les digo que me dormiré pronto para mañana seguir estudiando. 

A la mañana siguiente, después de tirarme un buen rato tapándome la marca, consigo que no se note. Voy con Bárbara a estudiar a la biblioteca de la uni. Estamos de camino cuando nos encontramos a Sofía por el camino, aceleramos para alcanzarla ya que va un poco acelerada y ni siquiera nos ha visto.

-Sofiii – grita Bárbara y esta se gira-

-Hola -se para dónde está esperándonos-

-Que rápida vas -la digo y me doy cuenta que está un poco tensa- ¿todo bien? -la pregunto-

-Emm si… -contesta con inseguridad- Iba a estudiar.

-Pues como nosotras, ¿Y tus apuntes? -la dice Bárbara mirándola bien- 

-Puf que cabeza se me olvidaron…-dice pensativa- 

-Te acompañamos si quieres a por ellos -la digo- no tenemos prisa

-No hace falta…-dice mirando para otro lado-

-Oye ¿estas bien? -pregunta Bárbara- te noto rara… -la mira y Sofía le rehúye la mirada-

-No no pasa nada -dice nerviosa- será por los exámenes-

-Por eso te vas dejando los apuntes por ahí -la digo- que cabeza, vamos te acompañamos

-Vale…-dice ella no muy emocionada y empezamos a andar hacia su casa-

Estamos ya llegando, Sofía muy callada, tensa como nerviosa, nosotras hablando e intentando darla conversación, pero nada. No sabemos si sacarla el tema de su padre, con los exámenes y todo no queremos agobiarla. Pero ella se para, sin más, se queda ahí sin llamarnos ni nada, nos damos cuenta y miramos atrás.

-Que haces Sofi, tu casa está allí -dice Bárbara señalando una calle más adelante- 

-¿Qué pasa? -la digo mientras me acerco a donde está y ella de repente me abraza sin decir nada-

Viene Bárbara y la abrazamos, no dice nada pero empieza a llorar, lo noto. Después nos separamos un poco y la miramos, está asustada y nerviosa, se coge el brazo y hace una mueca de dolor.

-Oye cuéntanos qué pasa -la digo-

-Chicas, vámonos de aquí -nos dice y empieza a andar en otra dirección-

La seguimos, y acabamos en una calle por ahí pérdida, entramos en un bar que ahí y nos pedimos unos cafés y una tila para Sofía. Vamos hacia una mesa vacía al fondo y nos sentamos las tres.

-No sé cómo decirlo -empieza a hablar- me da vergüenza está situación, no sé qué hacer…

-Cuéntanos somos tus amigas, te apoyamos, solo deja que te ayudemos -la digo-

Si aquí estamos para todo -dice Bárbara cogiéndola la mano-

– Sabéis que mi padre estaba más tranquilo -comienza a contarnos- descubrí que estaba de viaje, pero no de negocios, estaba con otra mujer. Mi madre lo sabe, y hablé con ella, pero no quiere separarse de él. Yo ya no aguantaba más, vi como pegaba a mi madre y me interpuse… Me agarró del brazo bruscamente y me empujó fuerte, caí al suelo. Me grito que no me metiera que no es cosa mía, le contesté y me amenazó, me hizo daño… -empiezan a inundarse sus ojos de lágrimas hasta rebosar- no puedo más 

– Aquí estamos, no estás sola -la digo- si necesitas quedarte en mi casa, o si quieres denunciar o lo que quieras, te acompañamos.

– Tenlo claro, no vamos a permitir que te toque más, y no me parece bien que tú madre no haga nada -dice Bárbara y justo traen lo que hemos pedido- tomate la tila te vendrá bien.

– Gracias, no sé qué haría sin vosotras -dice ella angustiada- me da miedo ir a casa, pero no quiero dejar sola a mi madre.

– Hoy quédate en una de nuestras casas, o mejor ¿Por qué no dormimos las tres? -dice Bárbara- repasamos y luego vemos una peli y te contamos un drama nuestro para que te olvides un poco del tuyo.

– Mira yo tengo uno bueno -digo- pero tienes que quedarte con nosotras y aguantarnos toda la noche y lo que queda de día. 

– Vale luego aviso a mi madre…-dice ella- Pero ¿ha pasado algo?

– Algo ahí… 

Nos quedamos un rato tomándonos lo que hemos pedido y tranquilizando a Sofía, no entiendo cómo un padre puede hacer eso a su hija y a su mujer. El mundo está muy mal, lo mío comparado con eso no es nada. Aunque me duele un poco la mejilla, y odio a Óscar por todo lo ocurrido, menos mal que no me ha vuelto a hablar.

Salimos y vamos a la biblioteca de al lado de la uni, vamos a repasar y estudiar un poco para el examen que nos queda. Estoy agotada en general, pero bueno es un esfuerzo más y somos libres al fin. Estamos estudiando un buen rato, al final Sofía pide apuntes a una compañera.

Se nos hace tarde, y salimos de allí agotadas mentalmente. Llamo a mis padres y les digo que voy a casa de Bárbara a dormir y a terminar de repasar, no me ponen problemas. A Sofía tampoco muchos, ha escrito a su madre no se atrevía a llamar. Vamos ya llegando a la calle de mi amiga, y veo a unos besándose. No me fijo muy bien, pero algo me llama la atención, entonces cuando nos estamos acercando más a dónde están ellos, lo veo y ya sí que tengo todo claro.

La verdad

La mayoría de la veces no decimos la verdad, decimos que estamos bien, y estamos rotos por dentro, o simplemente no enteros del todo.

Quizá no queremos exteriorizar lo que llevamos dentro, no estamos preparados para enfrentarnos a la realidad, y lo callamos.

Porque así nos creemos más fuertes, no nos vemos tan débiles, tan frágiles al exterior, pensamos que así nadie podrá hacernos más daño.

Pero sinceramente no creo que sea lo mejor, lo hacemos mal. Porque tenemos que expresar lo que sentimos en cada momento, sentirnos un poco más libres con nosotros mismos. Quitarnos un peso de encima, no todo porque siempre nos quedamos con una parte, o una gran parte con nosotros.

La realidad es que nos guardamos tanto para nosotros mismos, un día todo rebosa y no lo puedes controlar, todo se desmorona por un cumulo de cosas. Lo peor es cuando explotas así sin más, por todo lo que te has callado, lo que has acumulado dentro de ti y ya no puedes parar.

Siempre ocurre lo mismo, lo hacemos en el momento menos indicado, y con quien menos lo merece. Lo hacemos sin darnos cuenta, sin pensar, no es nuestra intención pero nos sale así, sin más.

Deberíamos abrirnos más, pero a veces pensamos que no vale la pena, que a nadie le importa lo que sentimos, y que para qué, si en mi caso, a veces ni yo me entiendo.

Pensamos en cómo expresar a los demás lo que ni nosotros mismos somos capaz de entender. Y llegados a este punto solo queda respirar hondo y dejar que pase, que todo pase, intentar quitarnos ese nudo que tenemos ahí dentro, y seguir.


Capítulo 6 – Izan

Estoy andando por la calle cuando noto que me suena el móvil, miro la pantalla y es una llamada de mi amigo Jorge.  Me quedo parado donde estoy y me pienso unos minutos si cogerlo o no, por un lado no me apetece dar explicaciones y por otro es mi colega. Decido cogerlo, tampoco tengo mucha opción me ha llamado dos veces seguidas mientras yo me decidía.

– Izan ¿estás en tu casa? –me pregunta nada más descolgar-

-No, estoy en la calle –le digo-

-¿Todo bien?-me pregunta, y a no me queda más remedio que contárselo-

-Nos vemos ahora en el bar de Iván y te cuento-le digo-

-Vale, voy para allá –me contesta él-

-Hasta ahora-le digo mientras voy de camino a donde hemos quedado-

-Ahora nos vemos- me dice y colgamos-

Cuando llego al bar veo que Jorge ya está ahí sentado en una mesa de fuera, hablando con Iván, a saber de lo que estén hablando estos. Me acerco hacia allí con mi perro, creo que el también quiere descansar y seguro que tiene sed y hambre. No lo he pensado cuando me he ido de casa, pero sin él sí que estaría perdido, es mi fiel compañero y el único que parece que me quiere en esa casa. En cuanto llego me siento en la silla que queda vacía, y veo que me miran los dos.

-Hola tío ¿qué pasa?-me dice Iván- ¿te pongo algo?

-Hola –les saludo- si por favor, dame una Coca-Cola.

-Voy a por ella –me dice-

-Espera –hago que frene- trae agua para Charly y algo de comer, ahora te cuento –le digo y entra a por ello-

-Izan, cuéntame que pasa –me dice Jorge preocupado-

-Nada, solo que la he tenido con mis padres por lo de Aarón –le digo y suspiro- me han echado de casa…

-¿Enserio? Si tú no tienes culpa de eso-me dice impresionado- de lo tuyo si.

-Ya, eso díselo a ellos… No me creen –le digo-

-Joder, ¿dónde vas a ir?-me pregunta cuando justo llega Iván con lo que he pedido-

-Aquí tú refresco –me dice dándome la Coca-Cola- Y el agua para nuestro Charly y comida – le pone agua y un poco de carne, el perro contento empieza a comer-

-Muchas gracias tío –le digo-

-Nada hombre –se ríe viendo como come mi perro-

-Oye siéntate-le digo a Iván- es un momento.

-Claro, ¿pero pasa algo?-me dice mientras se sienta-

-Mis padres me han echado de casa-le contesto- por lo de Aarón, se piensan que yo tuve algo que ver.

-Puedes quedarte en mi casa sin problema –me dice Jorge- mis padres ya sabes que te aprecian mucho –me quedo pensativo sin saber que decir no me apetece explicar la situación a sus padres-

-Oye, o si quieres en mi piso sin problema –me ofrece también Iván-

-Gracias a los dos –les digo- no sé qué hacer, me quedaría en tu casa –le digo a Jorge mirándole- pero tío no quiero dar explicaciones a tus padres ni mentirles a la cara –suspiro-

-Ya lo entiendo –me dice él dándome unas palmadas en la espalda- como tú quieras.

-Vente a mi piso, no hay nadie –me dice de nuevo Iván- tuve un compañero pero se piro hace poco, podemos compartir piso –me dice sonriendo- hasta que tu decidas.

– Bueno vale, pero no digáis nada –les digo- se lo contaré a los demás, pero prefiero en persona.

-Sin problema –contesta Jorge e Iván me guiña el ojo en respuesta-

Al rato Jorge se va porque tiene cosas que hacer, y yo me quedo ahí hasta que Iván acaba el turno.  Entonces nos vamos a su casa, el camino no es muy largo, un paseo andando. Entramos y dejo mi mochila y mis cosas en la que va a ser mi habitación, es normalita ni pequeña ni grande, con una cama en el lado de la ventana que da a la calle y un escritorio en el otro lado junto a un armario. Estoy mirando la habitación y me doy cuenta que me faltan muchas cosas de mi casa, bueno de casa de mis padres porque de mía tiene poco, pero bueno ya veremos que hago.

Le agradezco a mi amigo otra vez que me deje quedarme aquí, el me dice que se alegra de tenerme, que así nos hacemos compañía. Mientras se acomoda en el sofá yo decido que necesito una ducha,  dentro de ella me pongo a pensar en todo mientras las gotas de agua caen por mi cuerpo. No sé lo que voy a hacer, dejare pasar unos días para aclararme y luego ya veré, lo que me preocupa es no saber de mi hermano.

Me acomodo en el sofá con Iván cuando salgo de la ducha, es domingo y no tenemos planes, por lo que nos quedamos viendo una película y pedimos unas pizzas para cenar. Tenemos los mismos gustos más o menos, creo que nos parecemos bastante en algunos sentidos.

Acaba la película y nos vamos a dormir, cada uno a nuestra habitación, yo me pongo cómodo y me tumbo en la cama. Estoy pensando en escribir a mi hermano cuando me llama Víctor, le cojo el móvil aunque ya me lo conozco y seguro que quiere sacarme algo, es mi colega pero no me apetece hoy hablar mucho del tema.

-¿Qué quieres tío?-le digo al descolgar- Iba a dormirme.

-Joder, pues saber que tal están las cosas –me dice- No me has contestado en todo el día.

-Ya es que ha sido movido-le contesto sin dar explicaciones- Ya te contare cuando te vea.

-¿Pero qué pasa? – me dice preocupado- ¿Todo bien o qué? – me vuelve a preguntar cuando ve que me quedo callado-

-Bueno si, más o menos – le digo y suspiro – enserio tío ya te contare, no te preocupes.

-Vale como veas, ¿mañana nos vemos? –me pregunta-

-Si mañana nos vemos –le digo-

-Vale, entonces te dejo –me contesta- hasta mañana.

-Adiós mañana nos vemos – me despido y cuelgo-

Escribo a mi hermano antes de dormirme, pero no me contesta me imagino que estará durmiendo. Me pongo la música y al rato me quedo dormido, estoy muy cansado por todo o de todo.

Al día siguiente me despierto desorientado, no me acordaba que no estaba en casa, Charly no está ladrando y oigo a Iván quejarse. Me levanto despeinado y adormilado, y cuando llego al salón veo que el perro no deja en paz a mi amigo, le gusta se nota. Me empiezo a reír tan alto que el perro para e Iván me mira.

-Tú, ¿de qué coño te ríes? – me dice sin humor-

-De ti idiota –le digo mientras voy a la cocina- Ahora le saco, le caes bien.

-No sé si le caigo bien o me quiere joder –me dice y se va al baño-

Yo me tomo un café y algo de comer que pillo por ahí, después me visto rápido con un chándal y saco a Charly, el pobre ya necesitaba salir. Corro un poco con él, en realidad nos tiramos fuera un buen rato. Veo un mensaje de Víctor que me dice que me pase luego por su uni, le contesto con un vale y me dirijo a casa de Iván.

Llegamos cansados, se me ha ido el paseo un poco de las manos, pero ha estado bien.  Me voy al baño con la intención de ducharme, mientras mi amigo está hablando por el móvil. Me miro en el espejo, ya tengo mejor aspecto desde el Sábado, alguna que otra marca pero no me importa.

Cuando ya he salido de la ducha me visto con unos vaqueros rotos y una camiseta blanca, voy al salón y veo que mi amigo ya se ha ido a trabajar, hoy no trabajo me quedo un rato en casa viendo la tele y me hago un bocadillo para comer. Cuando ya ha pasado un rato decido que ya es hora de salir, cojo mis cascos y mi móvil, me despido de Charly y me voy. Es un tercero sin ascensor, bajo por las escaleras y saludo a una pareja que supongo que serán vecinos. Salgo a la calle y comienzo a andar sin ningún destino, solo ando y ando con mi música puesta.

Llego donde me ha dicho Víctor, pero he llegado pronto entonces entro al bar que hay cerca, bueno justo en frente. Entro y voy directo a la barra a pedirme un café, lo necesito.  Estoy esperando que me sirvan el café cuando siento que alguien me mira, me giro y ahí está la chica morena, Helen con esos ojos que no puedo apartar la mirada. Hasta que ella deja de mirar, ha sido un momento pero parecía que habíamos estado mirándonos mucho más. Al rato cojo el café, y me decido por ir donde están ella y sus amigos, tengo que darles las gracias y tampoco tengo nada mejor que hacer.

-Hola –les saludo cuando llego a la mesa donde están- ¿Puedo? –les pregunto señalando la silla que está vacía-

-Claro –se adelanta Elsa y me siento al lado de Helena, ya que es la silla que queda libre-

-Quería agradeceros lo que hicisteis por mi hermano – les digo- No sé como os puedo compensar, pero estoy en deuda con vosotros –digo mirándolos-

-Bueno más bien con ellas –dice José señalando a Bárbara, Elsa y a Helena-

-Sí, bueno –me quedo pensativo no me esperaba esa contestación- todos os quedasteis con él y os preocupasteis ¿no?

-Si claro –interviene la chica rubia- no te preocupes lo hicimos con gusto, no nos debes nada.

-Tiene razón mi amiga – me dice Helena- no pasa nada, todo lo que hicimos lo hicimos porque quisimos, no pasa nada.

-Ya, pero no nos conocíais –contesto- me ha dicho Víctor que este finde vais a celebrar el fin de exámenes y eso – les digo cambiando de tema, porque justo cuando he llegado le he escrito y me ha comentado algo del fin de semana-

-Ah, sí bueno no lo hemos planeado del todo –contesta Helena un poco descolocada- pero si algo así ¿tú vas a ir? –me pregunta y me sorprendo-

-Pues claro que vendrá –contesta su amiga Bárbara sonriendo- ¿a qué si?

-Bueno si queréis que vaya…-les digo haciéndome un poco de rogar- no tengo nada mejor que hacer –digo intentando sonreir-

-Bueno creo que podemos sobrevivir sin ti –contesta José- que luego acabamos en líos –en cuanto escucho esa contestación se me cambia la cara lo sé, no me ha molado la verdad-

-Claro, es mejor que no os juntéis con malas compañías –contesto sobre todo a ese chico mientras me levanto de la silla para irme – suerte y ya nos veremos –digo sin más no tengo ganas de discutir ni gilipolleces-

-Oye –dice Bárbara – no ha sido con mala intención no te enfades –les  mira y me queda parado donde estoy-

-Ya tranqui, no me enfado – les digo un poco serio- gracias –y  me quedo mirando a la chica de los ojos canela, Helena-

-No las des –me dice mirándole y me gira para irme-

-Adiós- dice mi amiga Bárbara en alta- el finde nos vemos –me giro y les guiña un ojo mientras se salgo del local-

Nada más salir pienso en la contestación de ese chico, no sé por quien me toma si ni siquiera me conoce, es verdad que me he metido en líos tiempos atrás pero he cambiado, o eso intento. Me jode que me juzguen sin conocerme, esa es la verdad, pero no le voy a dar importancia, ni siquiera es mi amigo me da igual. Voy donde he quedado con Víctor y Diego,  llegamos casi a la vez, ellos hablando entre sí sin parar que casi ni se dan cuenta que estoy ahí.

-Eh – les digo- ¿qué tal bien?

-Hombre tío –me abraza Víctor y Diego me choca la mano-

-Ya era hora desaparecido –me dice Diego-

-Os tengo que contar –les digo- pero no digáis nada, de momento estoy pensando qué hacer.

-Vale, pero cuenta anda –me dice Víctor- nos tienes en vilo.

-Bueno tranquilos, pero mis padres me han echado de casa y ahora estoy donde Iván, de momento  -les suelto y ellos me miran- se creen que tengo la culpa de lo que le pasó a mi hermano, no me dejaron ni explicarles –les cuento un poco lo que sucedió mientras vamos a un banco y nos echamos un cigarro-

-Me dejas loco tío –me dice Víctor-

-¿No sabes nada más? –me pregunta Diego-

-No, lo que me jode es no saber nada de Aarón –les confieso- pero conseguiré hablar con él si hace falta vuelvo a casa.

-Bueno, sabes que puedes contar con nosotros –dice Víctor y Diego asiente-

-Ni te lo pienses cualquier cosa ya sabes-afirma Diego-

-Gracias, lo tengo en cuenta –les digo- ¿Bueno y lo del fin de semana?

-Anda, pues qué hay que celebrar que acabamos los exámenes –dice Diego-

-Da igual, celebramos lo que sea –contesta Víctor- Y tu Izan, también vienes, todos.

-Bueno –le digo- He visto a las chicas del sábado, bueno y al chico ese.

-Nosotros también –ríe Víctor- las voy a invitar, pero no sé donde podemos ir.

-Lo hablamos con los demás y decidimos ¿no? –se adelante Diego-

-Si colega, lo hablamos y avisamos a la chicas y eso –dice Víctor contento-

-Vale –les contesto y nos quedamos hablando un rato-

Como tienen prisa porque siguen con exámenes, nos vamos de allí, ellos tiran por un lado y yo por otro porque quiero pasarme por el bar de Iván. Voy andando con mi música puesta, y hasta que no estoy prácticamente al lado no me doy cuenta de que son Helena y Bárbara, siempre  juntas como no.

-Hola chicas –las saludó y ellas que no me habían visto hasta ahora me miran-

-Anda hola otra vez–me dice Bárbara-

-Hola –me saluda también Helena un poco seca-

– ¿Qué hacéis? –Pregunto viendo que no me dicen nada, puede que estén molestas por irme del bar-

-Em… –me mira pensativa la morena- Nada, estábamos yendo a casa

-Sí, estamos un poco cansadas de los exámenes –veo que se miran entre ellas, algo esconden-

-Claro-las digo- ¿por dónde vivís?

-Pues no muy lejos de aquí –dice Bárbara- por donde te encontramos el sábado…. –me mira-

-Ah, ya –digo recordando el momento- bueno, si queréis os acompaño yo también voy por allí –las digo cambiando de tema-

-Vale, como quieras –me dice Helena-

-Si no te pilla mal –dice su amiga- pues vamos juntos.

-Sin problema –digo y empezamos a andar, pero las noto raras-

Se me hace raro que estén tan calladas, no las conozco mucho, casi nada más bien, pero las pocas veces que las he visto no es que fueran muy calladas. Sigo caminando y miro de reojo a Helena, tiene el pelo bonito largo y negro,  me fijo que tiene la vista en el móvil en este momento, tiene la mirada triste se nota. Cuando decido que tengo que decir algo, veo que se paran y me quedo parado. Miro donde ellas y hay un chico moreno, alto que se le quita la sonrisa cuando me ve.

-Hola guapas- las saluda-

-Hola-dice Helena secamente mientras Bárbara tira de ella para irse-

-Oye, ¿dónde vais? –las para él- que prisa

-Tenemos prisa sí-dice Bárbara-

-Pues no sé porque –sonríe- ¿no puedo saludar a mi novia?-dice mirando a Helena y me sorprendo porque ni sabía que tenía novio-

-No tengo tiempo Oscar, ya lo hemos hablado –le contesta- nos tenemos que ir, vamos Izan –dice mirándome-

-No me lo presentas ¿o qué? –dice refiriéndose a mí-

-No hace falta, tenemos prisa –insiste Bárbara, pero cuando vamos a pasar por su lado coge a Helena del brazo y la empuja hacia él-

-¡Qué haces! –le dice ella soltándose- déjame en paz.

-¿y mi beso?- le dice acercándose y ella le mira con asco-

-Que te lo dé otra, bueno seguro que ya te lo ha dado –le suelta y el la vuelve a coger del brazo cuando ve que se va a ir-

-Que dices Helena –le dice enfadado- estás loca ¿o qué?

-No estoy loca, suéltame – le dice-

-Estos celos no te llevan a ningún lado cielo –la dice sin soltarla-

-Oscar déjala- le dice Bárbara al ver que no la suelta mientras yo me mantengo un poco al margen-

-Tú no me dices lo que tengo que hacer –dice él cabreado y agarra más a Helena- Y tú te quedas conmigo, tenemos que hablar.

-No tengo nada que hablar –le contesta mientras intenta soltarse- me haces daño

-Cállate y ven conmigo –le insiste-

-Déjala en paz gilipollas –salta Bárbara-

-Eh, déjala –le digo ya nervioso por la situación-

– Eres un capullo – le dice ya Helena cansada cuando ve que no la deja, é la suelta pero en ese momento la da una torta en la cara que ni ella ni nosotros la esperábamos-

-Eres una niñata –dice él cabreado- ala vete

Cuando reacciono lo único que se me ocurre al verla con la mano en la cara es ir a por él, no escucho lo que me dice ni Bárbara ni ella ni nadie, no veo nada, solo a ese tío que ha pegado a Helena, entonces ocurre y ya no hay marcha atrás porque la rabia me nubla.

Magia

Amo tus manos en mi piel, esas manos que saben tocarme

Que me acarician con ese amor, y hacen que me sienta viva.

No necesito nada más si estás tú, mirándome como me miras.

Con esa sonrisa cómplice, y esa risa que me ilumina.

Solo tú sabes llevarme a la cima, con tus besos que me hacen adicta.

La sensación de sentirme libre, pero a la vez sentirme tan tuya.

La vida pasa lenta si tú me tientas, con tus ojos color miel y verde lima.

Tú sabes cómo conquistarme, sin tener que obsequiarme.

Sólo con cada detalle me tienes, contigo volando hasta amarte.

Nada más bonito y sincero, que pasar contigo una noche de ensueño.

No salir de este paraíso y quedarme sin tu permiso, perdida en la galaxia de tu cuerpo.

Pido que nunca me digas adiós, y solo me pidas que vuelva contigo.

Para volver a perdernos los dos, en cada segundo y cada rincón escondido.

Que nadie nos vea, que solo seamos nosotros testigos

De esta nuestra locura mutua, y sin explicación alguna.

Amo, lo que siento contigo, lo que vivo contigo, lo que disfruto junto a ti, y lo que nos queda por descubrir.

Capítulo 5 – Helena

– Es Izan – digo en alto- ese chico.

-Es verdad es él –dice mi amiga- tenemos que separarle vamos – y va hacia donde se encuentran mientras yo la sigo-

Empezamos a gritar para qué deje de pegar al tío que está debajo, como siga así va a matarle pero Izan no para no hace caso, llegamos y le agarramos entre las dos para separarle. No sé cómo pero lo conseguimos, nos cuesta pero al final le separamos y le hacemos que avance.  Le llevamos al final de la calle y decide sentarse en la acera, se queda ahí callado.

– Oye ¿estás bien? –le pregunta mi amiga-

-Si –contesta secamente y le miramos con preocupación-

-No lo parece, casi lo matas y… -empiezo a decir pero no deja que continúe-

-No habéis visto nada –me corto- es mejor que me vaya tengo prisa

– Una cosa –le digo- ¿ese tío era el que ha pegado a tu hermano verdad?

-Si –me contesta- se lo merecía

-Oye, solo nos preocupamos no hace falta que seas tan borde – le dice mi amiga–

-No os preocupéis estoy bien –nos dice mientras se va- Me voy tengo prisa, tener cuidado

Nosotras nos quedamos ahí plantadas viendo cómo se va, sin saber muy bien qué hacer. Al final  mi amiga y yo vamos hacia mi casa, creemos que es lo mejor, no sabemos dónde ha ido Izan y ha sido bastante por hoy. 

Cuando llegamos a mi casa todavía nerviosas por lo que acababa de pasar, fuimos directas a mi cuarto. Nos pusimos cómodas, estábamos más calladas de lo normal, pero de repente me sonó el móvil, era un whatssap. Cuando fui a verlo por si había pasado algo más, ya que la noche había estado llena de incidentes, mire la pantalla y era Oscar. No lo miré, no me apetecia ni me interesaba, Bárbara que vio la cara que puse enseguida me preguntó.

– ¿Qué pasa? –me dice mirándome- ¿Quién es?

-Nada, es Oscar –la digo- Ni lo he leído.

-Que pesado es el tío, mira que me caía bien-me dice- Pero ha dejado mucho que desear -¿Quieres que lo mire yo? –Pero de repente le suena el suyo y lo mira-

-Es Víctor, me dice que ya ha salido Aaron del Hospital y lo llevan a casa, no se ha roto nada-me mira-  Le voy a preguntar por Izan.

-Vale, menos mal que su hermano esta… -suspiro- Iba a decir bien.

-Bueno podría ser peor –me dice- Sabes que gracias a ti y a Elsa el chaval esta mejor – me abraza- Estate tranquila.

– Gracias –la correspondo el abrazo – ¿Te han dicho algo de Izan?

-Voy a mirar –me dice mientras coge el móvil – Vale, estate tranquila también porque está con ellos, me dice Víctor que tenemos que vernos otro día y que gracias por todo.

-Dile que si que nos veremos –le digo a mi amiga más tranquila-

Mientras Bárbara esta contestándole, veo como sonríe y pienso si le gustará, aunque le conocemos de hace un tiempo y nunca me ha dicho nada, aparte de que es guapo y majo. Pero me gusta verla sonreír y que este alegre, siempre suele estarlo y lo de esta noche nos ha cogido un poco por sorpresa.

Veo que luce mi pantalla, y me acuerdo que me ha escrito Oscar, pero estoy tan cansada que no me apetece ni mirarlo y además Bárbara ya ni se acuerda. Nos metemos en la cama, yo tardo un poco más en dormir dándole vueltas un poco a mi cabeza, pero al final me quedo dormida.

Me despierto asustada, he tenido una pesadilla, o eso me ha parecido a mí. Estaba en el suelo arrodillada, con Izan a lleno de sangre en mi regazo y sin vida. Yo gritaba y gritaba pero nadie me oía, yo solo veía sangre y su cara, le veía muerto sin respiración, mientras ese chico se reía sin parar, y nadie más nos veía. No podía dejar de gritar y llorar, no podía apartar la vista de él.

Cuando mi amiga ya se ha despertado y hemos decidido bajar a comer algo, mientras mis gatos no paran de perseguirnos y Bárbara encantada juega con ellos. Vuelvo a sentir mi móvil, lo miro de reojo y veo que es Oscar otra vez, no me acordaba del mensaje. Entonces mi amiga que es un poco cotilla se asoma y me quita el móvil de las manos.

-Tía vamos a mirar ya el mensaje, que parece que estoy yo más intrigada que tú –me dice mientras se sienta en la mesa y yo preparo la leche- Veamos, ¿leo en voz alta? – me pregunta-

-Venga vale –la digo-

-Hola cariño, se que estas molesta conmigo por la discusión de antes, pero tenemos que hablar. Sabes que yo te quiero a ti, no entiendo tu reacción. –me mira- Este chico es tonto, continuo. –vuelve al móvil- Por favor Helena, no he sabido nada, no me ignores así. Espero que estés bien, dime algo cuando llegues. Te quiero ya lo sabes.  Y el último. No entiendo porque no me contestas, pero esto tenemos que hablarlo, estamos bien no jodamos lo nuestro por una tontería. Venga contéstame o llámame, te quiero mucho.

-No jodas, una tontería será para él– digo molesta-

-Eso pienso yo, vaya gilipollas – dice mi amiga cabreada- Ahora mismo le contestamos ¿o quieres llamarle?

-No sé, de primeras le contesto-la cojo el móvil y empiezo a escribir – No te he contestado porque ayer estaba de fiesta como te dije y ahora me acabo de levantar, ya te llamaré y hablaremos de esto pero para mí no es ninguna tontería.

-Bueno amiga, vamos a desayunar tranquilamente –y empezamos a desayunar cuando entra mi madre por la puerta-

-Hola mis niñas –nos saluda- ¿Qué tal ayer?

-Bien –se adelanta mi amiga- Todo bien, de fiesta –sonríe forzada-

-Si bien mamá-contesto-

-Me alegro –nos sonríe – venga comer que tenéis que reponer fuerzas, yo salgo a ver a tu abuela y luego vuelvo para comer-nos da unos beso-

-Vale, luego nos vemos –la contesto –

-Adiós Ana –dice mi amiga mientras mi madre se va –

Terminamos de desayunar, y decidimos que no vamos a contar nada de lo que pasó anoche. Será mejor que nadie lo sepa, salvo los que ya lo sabemos, mejor no dar explicaciones ni preocupar a los padres. Además tenemos que enterarnos bien de que pasó, porque estamos un poco confundidas.

Mi amiga decide irse a su casa, tenemos que estudiar la semana que viene acabamos los exámenes, aunque no tenemos la cabeza para ello. Me despido de ella y la digo que luego hablamos y la doy mucho ánimo con los estudios, ella como siempre sale de la puerta sonriendo después de darme un abrazo enorme y decirme que ya solo nos queda un empujoncito y somos libres.

Me voy a mi habitación y veo que están Sal y Pimienta en mi cama, les encanta y les empiezo a hacer cosas mientras me ronronean y se ponen cariñosos. Después recojo mi habitación y me doy una ducha, la necesito. Cuando ya he salido del baño y me he puesto cómoda, me tumbo en la cama y me pongo a leer un rato a ver si me distraigo. Al rato escucho a mis padres llegar y bajo a comer.

Al rato de comer y estar con mis padres, me decido a coger mis apuntes y me pongo a intentar concentrarme en los estudios, aunque me cuesta un poco lo consigo. Unas horas más tarde siento mi móvil sonar, y veo que es Oscar, está muy pesadito pero  le cojo la llamada.

– Hola mi vida –me dice cariñoso- ¿qué haces?

-Hola –le digo secamente- Estaba estudiando.

-¿qué tal lo llevas? –me pregunta- Ya te queda poco – me dice-

-Bien, bueno después de salir el día anterior pues como se puede –le digo – Deseando terminar.

-¿Quieres hacer un descanso? –me dice- Tengo una sorpresa.

-¿Cómo? –no sé qué decir- Pues no sé, aun me queda un rato por estudiar, pero vale.

-Menos mal –suspira- No me quería quedar aquí plantado en tú puerta –me dice contento – ¿bajas a abrirme?

– ¿Estas aquí? –pregunto sorprendida- ¿Desde cuándo?

-Desde ahora –me dice-¿No te alegras o qué? Venga ábreme.

-Voy –digo y bajo a la puerta, cuando la abro me encuentro con él y un ramo de flores-

-Hola preciosa –me dice sonriendo – Toma es para ti –me da el ramo y lo cojo-

-Hola que bonito –le digo mientras le dejo pasar- Mis padres están en el salón.

Entramos y mis padres le saludan entusiasmados y encantados, siempre les ha gustado Oscar, le preguntan y estamos un buen rato allí con ellos. Cuando ya nos decidimos por ir a mi habitación, él se sienta en la cama y se me queda mirando. Yo no sé muy bien cómo actuar, tengo que hablar las cosas con él, pero parece como que tengo que dar yo el paso.

-Tenemos que hablar –le digo-

-Claro, aunque por mi está olvidado –me dice mientras se levanta de la cama y se acerca a mi- Pero hablamos si quieres –me recoge un mechón detrás de la oreja mientras me mira-

-Si quiero hablarlo –le digo separándome un poco, y veo que ese gesto le sorprende- Cuéntame que hacías con ellas allí y las fotos, no entiendo muy bien nada Oscar, de verdad –le digo seria-

– Solo nos las encontramos por allí –me dice- Yo estaba un poco pedo, mis colegas conocían a Claudia y dio la casualidad que Lucía estaba con ella. Solo fue eso, nada más.  Y las fotos fueron… ya sabes el momento.

-Ya claro y las subes como si fuerais súper amigos –le digo molesta- De verdad no entiendo Oscar

-No sé, las subí por hacer la gracia –me dice-  No te enfades –me mira-

-Si me enfado, no me mola esa chica ya sabes lo que pasó –le digo subiendo la voz- lo que pasamos Bárbara y yo con ella, y tu de fiesta y haciéndote fotitos, y también con tu ex que no la tragas-le miro- o eso creía

-No no la trago, pero no sé ya ha pasado tiempo –me dice- joder, estaba de fiesta –me alza la voz- ¿qué no entiendes?

-No entiendo nada, me importa una mierda la fiesta que estés borracho o no –le digo en el mismo tono- tú eres el que no entiendes una mierda.

– Estas celosa, lo entiendo –me dice- pero tú no eres así Helena.

-No son celos, es rabia- le contesto- se que tienes amigas y nunca te he dicho nada, es por ellas.

-Pues olvídate de ellas –me dice- solo importamos nosotros, estoy aquí aprovechemos el tiempo-me mira-

-No puedo, enserio no puedo –le digo- necesito espacio, necesito pensar.

– ¿Pensar en qué? –me dice tenso- Estamos bien.

-Estarás bien tú –le contesto-  necesito centrarme en los exámenes, luego ya veremos.

-Está bien te dejaré estudiar y eso  -me dice- pero no tienes nada que pensar de nosotros, nos queremos.

-Me ha jodido –suspiro y le miro- necesito que me dejes estudiar, aun me queda.

-Está bien – me dice acercándose y me da un beso en la frente- Pero no me ignores, estaré por aquí unas semanas, sabes que te quiero –me dice y sale por la puerta sin dejarme contestar-

Me quedo en mi habitación sola y lo primero que hago es contarle a Bárbara por audios lo que ha pasado, ella se queda sorprendida y no es para menos. Después de un rato hablando con mi amiga, vuelvo a ponerme a estudiar, solo paro para prepararme un sándwich para cenar y sigo con ello. Hasta que ya no puedo más y se me cierran los parpados, entonces me meto en la cama y me pongo un poco de música y me quedo dormida.

El lunes empieza con un examen, que no me sale muy mal, mejor de lo esperado. El resto de la mañana  repasando para los demás exámenes con mis amigos en la biblioteca hasta que decidimos ir a comer algo. Y que sorpresa cuando entramos en el bar que vemos a Víctor y Diego allí, nos acercamos todos, hemos estado hablando un poco del tema, cada uno sacando sus propias conclusiones pero ninguno sabemos la verdadera historia.

En cuanto nos ven sonríen y nos invitan a sentarnos con ellos, veo que están también con apuntes como nosotros. Nos cogemos unas cuantas sillas más para sentarnos todos y pedimos algo de comer, estamos un poco hambrientos. También me doy cuenta que mi amiga Bárbara se ha sentado al lado de Víctor, conclusión mía, creo que le mola.

-Pues nada aquí estamos –dice Diego- tenemos examen en una hora.

-Nosotras ya lo tuvimos a primera-le digo- y nos quedan como tres más.

-Bueno ánimo chicos que ya acaba el calvario – dice Víctor- a nosotros nos queda el de hoy y dos más.

– Pues a nosotros –dice Elsa refiriéndose a ella José y Sofía- mañana y el jueves, y ya acabamos.

-Que suerte pero me alegro- dice Bárbara- Bueno chicos, tengo que preguntarlo ¿qué tal están los hermanos?

-Pues bien, bueno lo mejor que se puede –dice Víctor- Ayer estuvimos con Izan, le han echado de casa

-¿Por qué? –le pregunto sorprendida-

– Porque sus padres son así –contesta Diego- Pero esta con un amigo.

-Vaya –dice Elsa y va a continuar hablando cuando traen la comida y nos interrumpen-

-Que buena pinta –dice José mientras empieza a comer-

Empezamos a comer todos, y sin saber que decir respecto a lo que había dicho Víctor, con muchas preguntas pero sin saber cómo actuar. No le conocíamos apenas, por no decir nada, pero ya sentíamos que teníamos que saber más de él, o quizá era la curiosidad. Enseguida tanto Diego como Víctor se levantaron para irse, tenían un examen, les deseaos suerte y quedamos en que después de los exámenes nos veríamos tranquilamente para compensar lo del sábado. Entonces supimos todos, que nos íbamos a quedar con la curiosidad hasta entonces, y empezamos a hablar sobre el tema mientras comíamos.

Cuando ya llevábamos bastante rato ahí sentados en la mesa ya hablando de los exámenes,  miro por la ventana y veo que hace un día radiante, y que tengo unas enormes ganas de terminar ya. Estoy pensativa mirando la calle, viendo la gente pasar, y fijo en un chico apoyado en el edificio de enfrente. Me doy cuenta que es él, con unos vaqueros rotos, y una camiseta blanca, mirando el móvil. No sé muy bien lo que siento cuando veo que deja de mirar el móvil y se aproxima hacia aquí, le veo entrar por la puerta e ir hacia la barra, ahora si puedo observar que tiene marcas del sábado. Y cuando voy a apartar la vista para decírselo a mis amigos, de repente me ve, me mira y nos mantenemos la mira, hasta que la aparto y vuelvo al grupo.

-Chicos –les digo- esta Izan ahí en la barra –todos miran hacía el lugar-

-Es verdad, pobrecillo –dice Sofía-

-Sí, pero no veas como reparte – comenta Bárbara y la doy un codazo- que si da un poco de pena.

-Que viene –dice José por lo bajo mientras Izan esta casi en nuestra mesa-

-Hola –nos saluda- ¿Puedo? –nos die señalando la silla que esta vacía-

-Claro –se adelanta Elsa y él se sienta a mi lado, ya que es justo la silla que queda libre-

-Quería agradeceros lo que hicisteis por mi hermano – nos dice- No sé como os puedo compensar, pero estoy en deuda con vosotros –nos mira-

-Bueno más bien con ellas –dice José señalando a Bárbara, Elsa y a mí-

-Si, bueno –se queda pensativo- todos os quedasteis con él y os preocupasteis ¿no?

-Si claro –interviene Sofía- no te preocupes lo hicimos con gusto, no nos debes nada.

-Tiene razón mi amiga – le digo- no pasa nada, todo lo que hicimos lo hicimos porque quisimos, no pasa nada.

-Ya, pero no nos conocíais –dice él- me ha dicho Víctor que este finde vais a celebrar el fin de exámenes y eso – dice cambiando de tema-

-Ah, sí bueno no lo hemos planeado del todo –contesto un poco descolocada- pero si algo así ¿tú vas a ir? –le pregunto sin pensar-

-Pues claro que vendrá –contesta Bárbara sonriendo- ¿a qué si?

-Bueno si queréis que vaya…-dice haciéndose de rogar- no tengo nada mejor que hacer –dice casi sonriendo-

-Bueno creo que podemos sobrevivir sin ti –contesta José- que luego acabamos en líos –se le escapa y a Izan le cambia la expresión-

-Claro, es mejor que no os juntéis con malas compañías –dice mientras se levanta de la silla para irse – suerte y ya nos veremos.

-Oye –dice Bárbara – no ha sido con mala intención no te enfades –él nos mira y se queda parado donde esta-

-Ya tranqui, no me enfado – dice un poco serio- gracias –y se me queda mirando-

-No las des –le digo mirándole y veo que al momento se gira para irse-

-Adiós- dice mi amiga Bárbara en alta- el finde nos vemos –él se gira y nos guiña un ojo mientras se va del local-

Nosotros nos vamos al rato del bar, después de hablar sobre el mismo tema de la pelea y de imaginar conclusiones diferentes. Decidimos seguir estudiando cada uno en su casa, nos despedimos Bárbara y yo de los demás, como siempre y quedamos en vernos mañana.

Estamos  de camino hablando animadamente, y vamos a girar la esquina cuando casi nos chocamos con una chica. Bárbara se la queda mirando, entonces me fijo bien y me doy cuenta de quién  y me quedo parada sin poder apartar la mirada de ella, que no es otra que Claudia.

– Es Izan – digo en alto- ese chico

-Es verdad es él –dice mi amiga- tenemos que separarle vamos – y va hacia donde se encuentran mientras yo la sigo-

Empezamos a gritar para qué deje de pegar al tío que está debajo, como siga así va a matarle pero Izan no para no hace caso, llegamos y le agarramos entre las dos para separarle. No sé cómo pero lo conseguimos, nos cuesta pero al final le separamos y le hacemos que avance.  Le llevamos al final de la calle y decide sentarse en la acera, se queda ahí callado.

– Oye ¿estás bien? –le pregunta mi amiga-

-Si –contesta secamente y le miramos con preocupación-

-No lo parece, casi lo matas y… -empiezo a decir pero no deja que continúe-

-No habéis visto nada –me corto- es mejor que me vaya tengo prisa

– Una cosa –le digo- ¿ese tío era el que ha pegado a tu hermano verdad?

-Si –me contesta- se lo merecía

-Oye, solo nos preocupamos no hace falta que seas tan borde – le dice mi amiga–

-No os preocupéis estoy bien –nos dice mientras se va- Me voy tengo prisa, tener cuidado

Nosotras nos quedamos ahí plantadas viendo cómo se va, sin saber muy bien qué hacer. Al final  mi amiga y yo vamos hacia mi casa, creemos que es lo mejor, no sabemos dónde ha ido Izan y ha sido bastante por hoy. 

Cuando llegamos a mi casa todavía nerviosas por lo que acababa de pasar, fuimos directas a mi cuarto. Nos pusimos cómodas, estábamos más calladas de lo normal, pero de repente me sonó el móvil, era un whatssap. Cuando fui a verlo por si había pasado algo más, ya que la noche había estado llena de incidentes, mire la pantalla y era Oscar. No lo miré, no me apetecia ni me interesaba, Bárbara que vio la cara que puse enseguida me preguntó.

– ¿Qué pasa? –me dice mirándome- ¿Quién es?

-Nada, es Oscar –la digo- Ni lo he leído

-Que pesado es el tío, mira que me caía bien-me dice- Pero ha dejado mucho que desear -¿Quieres que lo mire yo? –Pero de repente le suena el suyo y lo mira-

-Es Víctor, me dice que ya ha salido Aaron del Hospital y lo llevan a casa, no se ha roto nada-me mira-  Le voy a preguntar por Izan

-Vale, menos mal que su hermano esta… -suspiro- Iba a decir bien

-Bueno podría ser peor –me dice- Sabes que gracias a ti y a Elsa el chaval esta mejor – me abraza- Estate tranquila

– Gracias –la correspondo el abrazo – ¿Te han dicho algo de Izan?

-Voy a mirar –me dice mientras coge el móvil – Vale, estate tranquila también porque está con ellos, me dice Víctor que tenemos que vernos otro día y que gracias por todo

-Dile que si que nos veremos –le digo a mi amiga más tranquila-

Mientras Bárbara esta contestándole, veo como sonríe y pienso si le gustará, aunque le conocemos de hace un tiempo y nunca me ha dicho nada, aparte de que es guapo y majo. Pero me gusta verla sonreír y que este alegre, siempre suele estarlo y lo de esta noche nos ha cogido un poco por sorpresa.

Veo que luce mi pantalla, y me acuerdo que me ha escrito Oscar, pero estoy tan cansada que no me apetece ni mirarlo y además Bárbara ya ni se acuerda. Nos metemos en la cama, yo tardo un poco más en dormir dándole vueltas un poco a mi cabeza, pero al final me quedo dormida.

Me despierto asustada, he tenido una pesadilla, o eso me ha parecido a mí. Estaba en el suelo arrodillada, con Izan a lleno de sangre en mi regazo y sin vida. Yo gritaba y gritaba pero nadie me oía, yo solo veía sangre y su cara, le veía muerto sin respiración, mientras ese chico se reía sin parar, y nadie más nos veía. No podía dejar de gritar y llorar, no podía apartar la vista de él.

Cuando mi amiga ya se ha despertado y hemos decidido bajar a comer algo, mientras mis gatos no paran de perseguirnos y Bárbara encantada juega con ellos. Vuelvo a sentir mi móvil, lo miro de reojo y veo que es Oscar otra vez, no me acordaba del mensaje. Entonces mi amiga que es un poco cotilla se asoma y me quita el móvil de las manos.

-Tía vamos a mirar ya el mensaje, que parece que estoy yo más intrigada que tú –me dice mientras se sienta en la mesa y yo preparo la leche- Veamos, ¿leo en voz alta? – me pregunta-

-Venga vale –la digo-

-Hola cariño, se que estas molesta conmigo por la discusión de antes, pero tenemos que hablar. Sabes que yo te quiero a ti, no entiendo tu reacción. –me mira- Este chico es tonto, continuo. –vuelve al móvil- Por favor Helena, no he sabido nada, no me ignores así. Espero que estés bien, dime algo cuando llegues. Te quiero ya lo sabes.  Y el último. No entiendo porque no me contestas, pero esto tenemos que hablarlo, estamos bien no jodamos lo nuestro por una tontería. Venga contéstame o llámame, te quiero mucho.

-No jodas, una tontería será para él– digo molesta-

-Eso pienso yo, vaya gilipollas – dice mi amiga cabreada- Ahora mismo le contestamos ¿o quieres llamarle?

-No sé, de primeras le contesto-la cojo el móvil y empiezo a escribir – No te he contestado porque ayer estaba de fiesta como te dije y ahora me acabo de levantar, ya te llamaré y hablaremos de esto pero para mí no es ninguna tontería.

-Bueno amiga, vamos a desayunar tranquilamente –y empezamos a desayunar cuando entra mi madre por la puerta-

-Hola mis niñas –nos saluda- ¿Qué tal ayer?

-Bien –se adelanta mi amiga- Todo bien, de fiesta –sonríe forzada-

-Si bien mamá-contesto-

-Me alegro –nos sonríe – venga comer que tenéis que reponer fuerzas, yo salgo a ver a tu abuela y luego vuelvo para comer-nos da unos beso-

-Vale, luego nos vemos –la contesto –

-Adiós Ana –dice mi amiga mientras mi madre se va –

Terminamos de desayunar, y decidimos que no vamos a contar nada de lo que pasó anoche. Será mejor que nadie lo sepa, salvo los que ya lo sabemos, mejor no dar explicaciones ni preocupar a los padres. Además tenemos que enterarnos bien de que pasó, porque estamos un poco confundidas.

Mi amiga decide irse a su casa, tenemos que estudiar la semana que viene acabamos los exámenes, aunque no tenemos la cabeza para ello. Me despido de ella y la digo que luego hablamos y la doy mucho ánimo con los estudios, ella como siempre sale de la puerta sonriendo después de darme un abrazo enorme y decirme que ya solo nos queda un empujoncito y somos libres.

Me voy a mi habitación y veo que están Sal y Pimienta en mi cama, les encanta y les empiezo a hacer cosas mientras me ronronean y se ponen cariñosos. Después recojo mi habitación y me doy una ducha, la necesito. Cuando ya he salido del baño y me he puesto cómoda, me tumbo en la cama y me pongo a leer un rato a ver si me distraigo. Al rato escucho a mis padres llegar y bajo a comer.

Al rato de comer y estar con mis padres, me decido a coger mis apuntes y me pongo a intentar concentrarme en los estudios, aunque me cuesta un poco lo consigo. Unas horas más tarde siento mi móvil sonar, y veo que es Oscar, está muy pesadito pero  le cojo la llamada.

– Hola mi vida –me dice cariñoso- ¿qué haces?

-Hola –le digo secamente- Estaba estudiando

-¿qué tal lo llevas? –me pregunta- Ya te queda poco – me dice-

-Bien, bueno después de salir el día anterior pues como se puede –le digo – Deseando terminar

-¿Quieres hacer un descanso? –me dice- Tengo una sorpresa

-¿Cómo? –no sé qué decir- Pues no sé, aun me queda un rato por estudiar, pero vale

-Menos mal –suspira- No me quería quedar aquí plantado en tú puerta –me dice contento – ¿bajas a abrirme?

– ¿Estas aquí? –pregunto sorprendida- ¿Desde cuándo?

-Desde ahora –me dice-¿No te alegras o qué? Venga ábreme

-Voy –digo y bajo a la puerta, cuando la abro me encuentro con él y un ramo de flores-

-Hola preciosa –me dice sonriendo – Toma es para ti –me da el ramo y lo cojo-

-Hola que bonito –le digo mientras le dejo pasar- Mis padres están en el salón

Entramos y mis padres le saludan entusiasmados y encantados, siempre les ha gustado Oscar, le preguntan y estamos un buen rato allí con ellos. Cuando ya nos decidimos por ir a mi habitación, él se sienta en la cama y se me queda mirando. Yo no sé muy bien cómo actuar, tengo que hablar las cosas con él, pero parece como que tengo que dar yo el paso.

-Tenemos que hablar –le digo-

-Claro, aunque por mi está olvidado –me dice mientras se levanta de la cama y se acerca a mi- Pero hablamos si quieres –me recoge un mechón detrás de la oreja mientras me mira-

-Si quiero hablarlo –le digo separándome un poco, y veo que ese gesto le sorprende- Cuéntame que hacías con ellas allí y las fotos, no entiendo muy bien nada Oscar, de verdad –le digo seria-

– Solo nos las encontramos por allí –me dice- Yo estaba un poco pedo, mis colegas conocían a Claudia y dio la casualidad que Lucía estaba con ella. Solo fue eso, nada más.  Y las fotos fueron… ya sabes el momento.

-Ya claro y las subes como si fuerais súper amigos –le digo molesta- De verdad no entiendo Oscar

-No sé, las subí por hacer la gracia –me dice-  No te enfades –me mira-

-Si me enfado, no me mola esa chica ya sabes lo que pasó –le digo subiendo la voz- lo que pasamos Bárbara y yo con ella, y tu de fiesta y haciéndote fotitos, y también con tu ex que no la tragas-le miro- o eso creía

-No no la trago, pero no sé ya ha pasado tiempo –me dice- joder, estaba de fiesta –me alza la voz- ¿qué no entiendes?

-No entiendo nada, me importa una mierda la fiesta que estés borracho o no –le digo en el mismo tono- tú eres el que no entiendes una mierda

– Estas celosa, lo entiendo –me dice- pero tú no eres así Helena

-No son celos, es rabia- le contesto- se que tienes amigas y nunca te he dicho nada, es por ellas

-Pues olvídate de ellas –me dice- solo importamos nosotros, estoy aquí aprovechemos el tiempo-me mira-

-No puedo, enserio no puedo –le digo- necesito espacio, necesito pensar

– ¿Pensar en qué? –me dice tenso- Estamos bien

-Estarás bien tú –le contesto-  necesito centrarme en los exámenes, luego ya veremos

-Está bien te dejaré estudiar y eso  -me dice- pero no tienes nada que pensar de nosotros, nos queremos

-Me ha jodido –suspiro y le miro- necesito que me dejes estudiar, aun me queda

-Está bien – me dice acercándose y me da un beso en la frente- Pero no me ignores, estaré por aquí unas semanas, sabes que te quiero –me dice y sale por la puerta sin dejarme contestar-

Me quedo en mi habitación sola y lo primero que hago es contarle a Bárbara por audios lo que ha pasado, ella se queda sorprendida y no es para menos. Después de un rato hablando con mi amiga, vuelvo a ponerme a estudiar, solo paro para prepararme un sándwich para cenar y sigo con ello. Hasta que ya no puedo más y se me cierran los parpados, entonces me meto en la cama y me pongo un poco de música y me quedo dormida.

El lunes empieza con un examen, que no me sale muy mal, mejor de lo esperado. El resto de la mañana  repasando para los demás exámenes con mis amigos en la biblioteca hasta que decidimos ir a comer algo. Y que sorpresa cuando entramos en el bar que vemos a Víctor y Diego allí, nos acercamos todos, hemos estado hablando un poco del tema, cada uno sacando sus propias conclusiones pero ninguno sabemos la verdadera historia.

En cuanto nos ven sonríen y nos invitan a sentarnos con ellos, veo que están también con apuntes como nosotros. Nos cogemos unas cuantas sillas más para sentarnos todos y pedimos algo de comer, estamos un poco hambrientos. También me doy cuenta que mi amiga Bárbara se ha sentado al lado de Víctor, conclusión mía, creo que le mola.

-Pues nada aquí estamos –dice Diego- tenemos examen en una hora

-Nosotras ya lo tuvimos a primera-le digo- y nos quedan como tres más

-Bueno ánimo chicos que ya acaba el calvario – dice Víctor- a nosotros nos queda el de hoy y dos más

– Pues a nosotros –dice Elsa refiriéndose a ella José y Sofía- mañana y el jueves, y ya acabamos.

-Que suerte pero me alegro- dice Bárbara- Bueno chicos, tengo que preguntarlo ¿qué tal están los hermanos?

-Pues bien, bueno lo mejor que se puede –dice Víctor- Ayer estuvimos con Izan, le han echado de casa

-¿Por qué? –le pregunto sorprendida-

– Porque sus padres son así –contesta Diego- Pero esta con un amigo

-Vaya –dice Elsa y va a continuar hablando cuando traen la comida y nos interrumpen-

-Que buena pinta –dice José mientras empieza a comer-

Empezamos a comer todos, y sin saber que decir respecto a lo que había dicho Víctor, con muchas preguntas pero sin saber cómo actuar. No le conocíamos apenas, por no decir nada, pero ya sentíamos que teníamos que saber más de él, o quizá era la curiosidad. Enseguida tanto Diego como Víctor se levantaron para irse, tenían un examen, les deseaos suerte y quedamos en que después de los exámenes nos veríamos tranquilamente para compensar lo del sábado. Entonces supimos todos, que nos íbamos a quedar con la curiosidad hasta entonces, y empezamos a hablar sobre el tema mientras comíamos.

Cuando ya llevábamos bastante rato ahí sentados en la mesa ya hablando de los exámenes,  miro por la ventana y veo que hace un día radiante, y que tengo unas enormes ganas de terminar ya. Estoy pensativa mirando la calle, viendo la gente pasar, y fijo en un chico apoyado en el edificio de enfrente. Me doy cuenta que es él, con unos vaqueros rotos, y una camiseta blanca, mirando el móvil. No sé muy bien lo que siento cuando veo que deja de mirar el móvil y se aproxima hacia aquí, le veo entrar por la puerta e ir hacia la barra, ahora si puedo observar que tiene marcas del sábado. Y cuando voy a apartar la vista para decírselo a mis amigos, de repente me ve, me mira y nos mantenemos la mira, hasta que la aparto y vuelvo al grupo.

-Chicos –les digo- esta Izan ahí en la barra –todos miran hacía el lugar-

-Es verdad, pobrecillo –dice Sofía-

-Sí, pero no veas como reparte – comenta Bárbara y la doy un codazo- que si da un poco de pena

-Que viene –dice José por lo bajo mientras Izan esta casi en nuestra mesa-

-Hola –nos saluda- ¿Puedo? –nos die señalando la silla que esta vacía-

-Claro –se adelanta Elsa y él se sienta a mi lado, ya que es justo la silla que queda libre-

-Quería agradeceros lo que hicisteis por mi hermano – nos dice- No sé como os puedo compensar, pero estoy en deuda con vosotros –nos mira-

-Bueno más bien con ellas –dice José señalando a Bárbara, Elsa y a mí-

-Si, bueno –se queda pensativo- todos os quedasteis con él y os preocupasteis ¿no?

-Si claro –interviene Sofía- no te preocupes lo hicimos con gusto, no nos debes nada

-Tiene razón mi amiga – le digo- no pasa nada, todo lo que hicimos lo hicimos porque quisimos, no pasa nada

-Ya, pero no nos conocíais –dice él- me ha dicho Víctor que este finde vais a celebrar el fin de exámenes y eso – dice cambiando de tema-

-Ah, sí bueno no lo hemos planeado del todo –contesto un poco descolocada- pero si algo así ¿tú vas a ir? –le pregunto sin pensar-

-Pues claro que vendrá –contesta Bárbara sonriendo- ¿a qué si?

-Bueno si queréis que vaya…-dice haciéndose de rogar- no tengo nada mejor que hacer –dice casi sonriendo-

-Bueno creo que podemos sobrevivir sin ti –contesta José- que luego acabamos en líos –se le escapa y a Izan le cambia la expresión-

-Claro, es mejor que no os juntéis con malas compañías –dice mientras se levanta de la silla para irse – suerte y ya nos veremos

-Oye –dice Bárbara – no ha sido con mala intención no te enfades –él nos mira y se queda parado donde esta-

-Ya tranqui, no me enfado – dice un poco serio- gracias –y se me queda mirando-

-No las des –le digo mirándole y veo que al momento se gira para irse-

-Adiós- dice mi amiga Bárbara en alta- el finde nos vemos –él se gira y nos guiña un ojo mientras se va del local-

Nosotros nos vamos al rato del bar, después de hablar sobre el mismo tema de la pelea y de imaginar conclusiones diferentes. Decidimos seguir estudiando cada uno en su casa, nos despedimos Bárbara y yo de los demás, como siempre y quedamos en vernos mañana.

Estamos  de camino hablando animadamente, y vamos a girar la esquina cuando casi nos chocamos con una chica. Bárbara se la queda mirando, entonces me fijo bien y me doy cuenta de quién  y me quedo parada sin poder apartar la mirada de ella, que no es otra que Claudia.

Perspectiva

Muchas veces, o la mayoría, no nos damos cuenta de lo que nos rodea. De que somos más afortunados de lo que creemos. Pensamos solo en lo que no tenemos, y no nos damos cuenta en todo lo que si tenemos. En todo lo positivo, en nuestros seres queridos, en cosas bonitas que nos pasan, que nos hacen sonreír.


En realidad no estamos tan mal como nos imaginamos, que si, que hay días malos, todos tenemos esos días que todo lo vemos gris o incluso negro, que solo pensamos en lo negativo. Por eso, debemos intentar pensar en positivo, en lo que nos alegra la vida, en las personas que nos aportan cosas buenas, que siempre están a nuestro lado, que simplemente nos dan vida y no malgastar el tiempo en las personas que no te aportan nada. No perder el tiempo en cosas insignificantes, que en realidad no aportan nada.


Porque realmente lo que importa es vivir el momento, disfrutar de los pequeños detalles, cuidar de los que te quieren, y hacer lo que te haga feliz.

Capítulo 4 – Izan

No sé en qué momento he pensado que todo iba a ir bien, ahora mismo no puedo hacer otra cosa que culparme. Joder soy su hermano mayor, llevaba un rato buscándole cuando me ha sonado el móvil, era Iván. Solo he oído Aaron y que estaban fuera, y he salido directo. No me esperaba encontrarlo así, en cuanto me he acercado y le he visto la cara con golpes y sangre me he asustado, no lo voy a negar. Le he mirado bien para ver si tenía algo más grave de lo que ya se ve, pero no sé, tengo que llevarle al hospital para que le revisen. Pero antes de nada, quiero saber quien le ha hecho esto a mi hermano, porque no me voy a quedar de brazos cruzados, eso lo tengo claro.

– ¿Qué ha pasado? –le digo con preocupación- ¿Quién cojones te ha hecho esto?

– Un chaval –me dice asustado-

-Dime quien te lo ha hecho –le ordeno-

– Tenias razón… –dice- es mal tío.

– No me digas que ha sido el desgraciado de Cristian – le digo  muy cabreado- le voy a matar, te dije que no te juntaras con él y su gente, te lo dije.

– Vamos tío, hay que llevarle a algún lado –dice Víctor- Mira como esta.

– Vamos, aunque no parece que tenga nada roto no estoy seguro– le digo, y me doy cuenta de la cara de preocupación que tiene la chica que esta junto a mi hermano, pero no digo nada y me voy con mi hermano cargándomelo al hombro con la ayuda de Jorge que les dice algo a las chicas-

Cuando llegamos al coche de Diego, el no dice nada, no nos reprocha si le manchamos o no el coche, solo nos lleva al hospital. Allí meten a mi hermano para examinarlo y yo me quedo afuera, los chicos no me dejan solo ni un segundo y me estoy agobiando. Solo sé que quiero ver al cabrón de Cristian y partirle la cara, y que contra más tiempo pase va a ser peor.

– Jorge, ahora vengo –le digo-

-¿Dónde vas? No voy a dejar que hagas tonterías, te conozco –me dice-

– Tranquilo, solo voy a mear-le digo intentando parecer convincente- de verdad, no voy a dejar aquí a mi hermano – se de sobra que si él está aquí, mi hermano está en buenas manos-

-Vale, pero no tardes porque si no voy a buscarte -me dice preocupado-

Asiento con la cabeza y me dirijo hacia la otra calle donde no están los demás, miro que no me vean y voy en busca de él. No sé muy bien dónde dirigirme, pero inconscientemente voy recorriéndome calles sin ton ni son, estoy muy cabreado. Por casualidad escucho esa risa, como olvidarla, Irene tiene esa risa escandalosa que se escucha a kilómetros. Estoy andando en dirección donde provienen las risas, cuando me doy cuenta que cesan y escucho unos pasos que vienen hacia mi dirección, y ahí está él, todavía no me ha visto. Espero a que se acerque más, y cuento ya lo tengo a escasos metros voy hacia él, cabreado y no poco.

-Eh, tú – le grito-

-Anda, otra vez tú… -me dice sorprendido al verme-

-Como vuelvas a tocar a mi hermano te parto la cara –le digo cabreado acercándome a él, cara a cara-¿has entendido?

-Pero que cojones dices Izan-me dice riéndose- ¿Ya has bebido de más?

-No te hagas el gilipollas –le digo- Se que has sido tú, y esto no va a quedar así

-¿Y qué vas a hacerme? –Me dice- Ese chico se lo merecía, y más sabiendo que es hermano de alguien como tú –se ríe y en ese momento se me va el puño directo a su cara-

Entonces ocurre, Cristian se balancea hacía atrás y yo avanzo hacia él furioso, le agarro de la camiseta y empiezo a golpearle, el intenta defenderse me llevo algún puñetazo, pero el que sale perdiendo es él, le he pegado no solo por hoy, sino por un cumulo de ganas que le tenía, por todo lo que me ha jodido.

Forcejeamos, me quedo debajo de él y me pega, intento zafarme y lo consigo, ahora estoy yo encima y el recibe los golpes. No paro de pegarle, hasta escucho unos gritos y siento que me agarran separándome. Cristian se queda tirado en el suelo y escupe sangre mientras me dice:

– Que te jodan Izan, que te jodan- consigue decirme sin poder levantarse, mientras las chicas que me han conseguido separar me obligan a moverme hacia el final de la calle.

Cuando hemos andado unos minutos me siento en la acera y pienso en lo que acaba de pasar, entonces me doy cuenta que mi hermano esta en el hospital y me pongo en pie para irme. Pero a la que voy a echar a andar miro bien a las chicas y me doy cuenta que son las chicas que estaban con mi hermano.

– Oye ¿estás bien? –me dice una de ellas-

-Si –contesto secamente y se me quedan mirando con reocupación-

-No lo parece, casi lo matas y… -empieza a decir la morena pero no dejo que continúe-

-No habéis visto nada –la corto- es mejor que me vaya tengo prisa.

– Una cosa –dice la morena- ¿ese tío era el que ha pegado a tu hermano verdad?

-Si –la contesto- se lo merecía.

-Oye, solo nos preocupamos no hace falta que seas tan borde – me dice la otra chica y tiene razón pero ahora mismo no me sale ser de otra forma-

-No os preocupéis estoy bien –las digo mientras echo a andar- Me voy tengo prisa, tener cuidado.

Sigo andando alejándome, sin mirar atrás, pensando que les diré a los chicos, me van a ver así y seguro que ya saben a donde he ido, lo que he hecho. Pero no me importa, se lo merecía el cabrón de Cristian, por todas y cada una de las veces que me ha jodido. Ahora solo pienso en mi hermano y en saber si está bien, por eso corro para llegar al hospital, y siento que me vibra el móvil, entonces disminuyo el ritmo y veo que se trata de Víctor y que tengo muchas llamadas perdidas de todos. Entonces cojo la llamada de Víctor le pregunto donde están sin contestar a lo que me dice, siguen en el hospital y le digo que ya estoy llegando que no se muevan.

En cuento llego todos me miran con cara de asombro, ven mis pintas es normal, ni siquiera me he limpiado la sangre. El primero que se acerca es Iván, me mira preocupado la cara y las manos, creo que ya se intuye lo que ha pasado.

– Tío ¿estás bien? – me dice-

– Si, ya os contaré –les digo- pero estoy bien, ¿Y mi hermano y Jorge?

-Están dentro, pero Jorge esta cabreado –me dice Víctor- Bueno todos un poco, ¿En qué cojones piensas? Después de lo que le ha pasado a tu hermano…

-Yo no soy mi hermano –le digo- No me ha pasado nada, tenía que hacerlo, ahora solo quiero ver a Aaron, ya hablaremos –y entro al hospital-

En cuanto entro veo a Jorge y a mi hermano, vienen en mi dirección. Aarón tiene una cara espantosa debido a los golpes, en cuanto los tengo enfrente mi amigo me dice que no tiene nada roto, que esta dolorido y tiene hematomas, pero dentro de lo malo está bien. Podría a ver sido peor, mucho peor. No me siento orgulloso de lo que he hecho, pero no me arrepiento.

En cuanto salimos, Diego nos lleva a casa mi hermano no puedo ir así. No decimos nada en todo el camino, y lo prefiero. Solo pienso en lo que le han hecho a mi hermano y me hierve la sangre, intento tranquilizarme, es lo mejor que puedo hacer.

En cuanto llegamos a mi casa me bajo con mi hermano y Jorge, y les doy las gracias a los chicos. Vamos hacia la puerta y me doy cuenta que doy gracias porque mis padres no estén, no me apetece tener que contarles lo ocurrido, no ahora mismo. Aunque sé que se darán cuenta, que algo tendré que decirles, ya lo pensaré.

Entre mi amigo y yo llevamos a Aaron a su cuarto, le metemos en la cama y le damos unos calmantes que nos han dado en el hospital, le digo que si necesita algo me avise. Me lavo un poco para quitarme la sangre y me dirijo al salón donde esta Jorge sentado en el sillón, con la cabeza entre las manos. Siempre me ayuda, le debo demasiado pero sé que esta cabreado por irme, dejar allí a mi hermano y buscar a Cristian, porque sé que lo sabe.

-No ha pasado nada, no te enfades –le digo sentándome a su lado- Gracias por cuidar de él, te debo mucho.

-Me lo prometiste-me dice- Sabes que no me importa cuidar de tu hermano, ni ayudarte, pero has ido solo a buscar a ese tío.

-Tenía que hacerlo, sabes que se lo merecía –le digo levantándome- Lo siento por mentirte, pero tenía que hacerlo.

-Pero no tú solo-me mira-¿Y si hubiera estado con sus amigos? ¿Crees que hubieras podido contra todos? –me dice cabreado- No piensas las cosas, ¿o qué?

-No estaba con ellos-le digo- Es lo que importa, no le demos más vueltas, está hecho –suspiro-

-Vale, pero estoy cabreado –me dice-

-Cuentéame como os habéis enterado de lo de mi hermano –me siento a su lado de nuevo y me enciendo un cigarro- ¿quieres? – le pregunto ofreciéndole un cigarro, aunque sé que no fuma-

-No tío, sabes que no fumo –me dice mirándome mal-

– Joder, si lo sé pero por si te apetecía – le digo- Bueno cuéntame.

Entonces me empieza a contarme que gracias a esas chicas, mi hermano no ha acabado peor, que le han defendido sin conocerle. Que mi hermano estaba asustado y no quería que yo me enterara, y cuando han salido para ver qué pasaba con los demás, han visto a mi hermano así.

Esas chicas han ayudado a Aaron y he sido un borde y un gilipollas con ellas, ha sido por la situación joder, no sabía nada, y lo de mi hermano me ha nublado. Pero las daré las gracias y me disculpare, se lo merecen.

Casi esta amaneciendo cuando mi amigo decide irse, después de pensar una coartada para mis padres, porque sabemos que mi hermano no va a pasar desapercibido, solo hay que verle. Decidimos que es mejor que le diga lo que ha pasado, omitiendo lo de la hierba y más cosas.  Antes de salir por la puerta me hace asegurarle que cualquier cosa le mantenga informado, y que no haga más tonterías.

Me voy directo a la habitación después de asegurarme que mi hermano duerme, me tiro en la cama y me quedo dormido. No sé cuánto tiempo pasa, cuando oigo a mis padres discutir. Miro la hora son las doce ya, me levanto y me cambio de ropa antes de salir. No me da tiempo a abrir la puerta de mi habitación cuando entra mi padre furioso, entonces me queda claro que han visto a mi hermano y que me toca apechugar con la situación.

-Pero tú está loco –entra gritando- ¿Qué cojones ha pasado? ¿ Por qué esta así tu hermano?-me sigue gritando- Es tu culpa ¿verdad? –me mira y se le cambia la cara, no sé si a peor, pero se ha dado cuenta de mi cara que también tiene mala pinta-

-Tranquilízate joder-le digo un poco alterado- Esta bien, solo tiene unos golpes, se ha peleado

-Se ha peleado dice, ¿y tú también? –me dice mirándome sin bajar el tono- Mírate, por dios pero no eres ya mayorcito para ser responsable, ¿no eres capaz de estar pendiente de tu hermano? Por una vez en tu vida Izan.

-¿Por una vez? –le digo ya subiendo el tono yo también- Podríais ocuparos vosotros, que para eso es vuestro hijo, pero no, tenéis que estar por ahí a vuestra bola como siempre, joder.

– A mi no me hables así, ni me digas lo que tengo que hacer –me dice furioso- A tu madre la va a dar algo, ya lo veras.

-No metas a mamá en esto, no cambies de tema –le contesto- Sabes que tengo razón o por lo menos en parte, no tienes ni idea de lo que hace ni deja de hacer Aaron, no te preocupas ni nada –le digo con rabia- Ni siquiera te has preocupado por mí, no has hecho ni el intento, eres un padre de mierda –le empujo y salgo de mi cuarto-

Voy corriendo a la habitación de mi hermano y veo a mi madre con él, está sentada en la cama a su lado, con lágrimas en los ojos. Cuando se da cuenta de mi presencia me mira asombrada, y se acerca a mí. Pienso que va a preguntarme que me ha pasado, o a decirme algo. Cuando siento que me da una bofetada, mi madre me acaba de pegar y a mí se me cae el alma al suelo, veo su mirada asustada y con odio. Estoy a punto de hablar, cuando siento que alguien tira de mí y me saca de la habitación, me doy cuenta que es mi padre.

-Vete, ahora mismo –me grita- No quiero verte, coge tus cosas y vete.

-¿Dónde quieres que vaya? –le contesto- No tengo donde ir.

-Me da igual, te las arreglas –dice sin apenas mirarme- Esta noche no te quiero aquí –y se va dejándome solo y sin saber que hacer-

Entro en mi cuarto y empiezo a meter mis cosas, o lo más necesario en una mochila. No sé dónde voy a ir, no sé qué hacer, estoy cabreado y confuso a partes iguales. De mi padre lo esperaba, no voy a negarlo, pero que mi madre me pegue, eso sí que no, aun no me lo creo. Cojo lo necesario, salgo de mi habitación y veo a Charly, cojo la correa y salgo con el de casa. Y vamos andando por las calles sin rumbo, pensando que mi vida es una mierda y mis padres ni siquiera me quieren, más bien me odian.

Nostalgia

Pensar en todo lo que hemos vivido, en lo que hemos dejado atrás, cosas buenas y cosas malas, cosas alegres y también tristes. Siempre añoramos momentos, personas, cosas que no se volverán a vivir, personas que ya no están en nuestra vida.


Es hermoso ponerte a pensar y recordar lo bueno, lo bonito, lo que importa. Pero hay que vivir el presente y soñar con un futuro, aprovechar el tiempo en el hoy, porque mañana ya veremos.

Dejar atrás el pasado, sin olvidarlo pero pasando página , aprendiendo de la vida y seguir adelante para conseguir tus sueños, luchar por ellos y por las personas que quieres.


La vida solo se vive una vez y hay que disfrutarla, aprendiendo de los errores y consiguiendo nuevas metas.

Capítulo 3 – Helena

Al día siguiente cuando me despierto después de dormir dos o tres horas como mucho, me acuerdo de la intensa noche de pijamas en casa de Elsa, primero lo de mi amiga y luego la dichosa foto. Me levanto y veo que Sofía esta despierta y que tampoco parece que haya pasado buena noche, estamos las dos en la cocina con un café hablando de lo poco que hemos dormido, sin sacar su tema y yo por supuesto no le cuento nada.

-Hola- dice José y nos sorprendemos al escucharle no nos lo esperábamos-¿tan feo soy? –ríe-

-Hola-le decimos las dos sonriendo un poco porque con José se sonríe hasta sin querer-

-Necesito un colacao-dice cogiendo una taza- ¿qué tal habéis dormido? Tenéis unas caras…

-Pues algo-dice Sofía- Tú como un rey ¿no?

-Yo siempre duermo bien-nos mira- ¿y tú Helen?

-Yo poco, he dormido poco-le digo- Pero luego una siesta y arreglado.

-Así se habla, y tú igual Sofí que esta noche fiestecita-dice emocionado-

-No me apetece mucho chicos-nos dice- Si voy es por vosotros.

-Claro que vienes-la digo- Tienes que distraerte –me acerco y la abrazo, no pienso dejar que Sofía se quede en casa aunque yo tampoco tengo muchas ganas-

-Oye y yo que-dice José abrazándonos a las dos- Si o si, hoy de fiesta chicas

Terminamos de desayunar y al rato aparece Elsa y Bárbara, las dos tienen cara de haber dormido bien, están tan entusiasmadas por la fiesta que no paran de hablar y de planear, ya estamos hablando del modelito y todo.

Después de una buena sesión de risas, porque gracias a ellos he podido olvidarme un poco del tema foto, nos vamos a nuestras casas. Me despido de Elsa y José que se queda con ella, y acompañamos Bárbara y  yo un poco a Sofía no dejamos de animarla y la decimos que esta noche pasamos a por ella. Nos despedimos de ella y nos vamos de camino a nuestras casas cuando llaman a Bárbara que vaya a casa de su abuela, que comen allí. Quedamos luego para arreglarnos juntas y se va por otra dirección, yo sigo mi camino a casa, con mi cabeza en otro mundo cuando de repente pum un chico se choca conmigo.

– Eh, ten cuidado-le digo molesta –

– Perdona –dice el chico que por lo que puedo ver tiene bastantes tatuajes-

– Vale –le digo mientras sigo mi camino un poco cabreada, ya podría mirar por donde va-

En cuanto llego a mi casa saludo a mis padres, me preguntan qué tal y esas cosas de padres y me dicen que luego me llaman para comer, que hoy hay lasaña. Mi madre sabe que me encanta y me la suele hacer, y yo encantada.

Me pongo cómoda y juego un poco con mis gatos, luego me estiro en la cama y me pongo a leer un rato, pero tengo la cabeza pensando en otra cosa y no me concentro. Cojo el móvil y decido meterme en Instagram, miro la foto de nuevo y ahí está Claudia muy agarrada a él. Y no es que me ponga celosa porque una chica este a su lado o agarrándole el brazo, no, es porque es ella.

Mi ex amiga, éramos inseparables o eso pensaba, nos contábamos todo, junto con Bárbara, éramos las tres el grupo de mejores amigas. Pero cuando nos la jugó todo cambio, no quiero ni recordarlo, Bárbara la que peor lo pasó y no es para menos, verla con tu novio ahí marreándose no es agradable. Y ahora, la veo ahí con Oscar, y me cabrea mucho, demasiado… pero espera que hay más fotos, cada cual me cabrea más, y sobre todo la última, esto sí que no me lo creo. Lucia, que hace con tu ex, ya sí que no entiendo nada, tengo que hablar con él le llamare en un rato porque necesito calmarme.

Al rato me llama mi madre para comer, lo único que he estado haciendo en este tiempo es darle vueltas a la cabeza mientras escuchaba música. Voy a la cocina y me siento a comer con mis padres, aunque tengo el estomago un poco cerrado, estoy nerviosa. Como lo que puedo e intento que mis padres no noten mi malestar, hablo con ellos y disimulo un poco, me retiro con la escusa de que no he dormido nada, que eso si es verdad, y me voy a mi cuarto a intentar dormir.

Me conseguí dormir después de un rato dándole vueltas, caí rendida. Me despierto un poco mejor, y voy a la ducha.  Cuando salgo veo una llamada perdida de Bárbara y la llamo, me lo coge enseguida y como no me nota que estoy rara, le cuento lo que me pasa ya que con ella no tengo secretos y conoce la historia bien. Ella esta alucinando como yo, cabreada y me dice que hable con él o lo hará ella misma.

-Tranquila, le iba a llamar ahora-la digo-

-Llámale o le llamo yo-me dice- Que hace con esas, no me lo creo.

-Pues así estoy yo, pero ahora pienso hablar con él-la digo- He indagado y he visto que Claudia y Lucia parece que son amigas, lo que me faltaba.

-No jodas, que asco-me contesta- No te preocupes que seguro que hay explicación y si no le dejamos sin huevos y a ellas sin pelo.

-No lo dudo, bueno amiga luego te cuento-la digo- Te quiero.

-Si luego dime, de todas formas en un rato estoy allí y te quiero mucho.

Cuando cuelgo llamo inmediatamente a Oscar, me lo coge tarda pero consigo que me lo coja.

-Hola cielo-me dice-

-Hola-le digo un poco seca-

-¿Qué pasa?-me dice el extrañado-

-Nada, bueno si… necesito que me aclares una cosa-le digo-

-A ver que adivine, ¿es porqué no te conteste ayer?-me dice- Porque te he hablado esta mañana y tú has pasado de contestar.

-No es eso, se que estabas de fiesta y lo entiendo…

-¿Entonces que pasa Helen?

-¿Por qué saliste con tu ex? ¿Y con Claudia?-le digo molesta-

-¿Ahora te pones celosa?-me dice a la defensiva- Pensé que no eras así, sabes que con mi ex nada y Claudia es amiga de Lucia, estaban por allí nada más.

-Solo sé que tú a Lucia no la querías ver ni en pintura y ahora ¿vais de amigos? No me lo creo… -le digo- Además ya sabes lo de Claudia, no entiendo esta mierda, enserio Oscar.

-Ya, ya si lo sé-me dice más tranquilo- Pero no pasa nada, ya está ayer nos encontramos nada más.

-Bueno que sepas que me ha molestado-le digo- Bueno ya hablaremos más tranquilos, he quedado y tengo que prepararme.

-Helena, no te enfades no es nada-me dice- Sabes que te quiero cielo.

-Ya, por eso porque te quiero…-respiro hondo-  Mañana hablamos, adiós- Y cuelgo-

No sé, no me da buena espina no me lo creo, Oscar juntándose con su ex, pero si no la quería ver ni en pintura… Y Claudia, esto no puede ser más surrealista, espero que esta noche en la fiesta seme olvide un poco este tema porque no se qué pensar.

Enseguida llega Bárbara, y como no me fríe a preguntas mientras nos arreglamos, me dice que no le convence nada, y la doy la razón. Que si he visto las fotos, que salen muy juntos, que son unas víboras, sale de todo por su boca, y es que no quiere que me pase lo que ella vivió, dos meses de engaños una de sus mejores amigas y su novio. Y lo entiendo, yo tampoco me fio un pelo, pero ahora mismo no puedo hacer nada, y encima el viviendo ahora mismo fuera del país…

Cuando por fin nos hemos terminado de arreglar yo con un vestido rojo, tacones negros y con el pelo suelto y su maquillaje correspondiente. Y ella una falda de tubo y un top plateado, tacones plateados a juego y su cabello recogido en una coleta alta. Decidimos que es hora de cenar y nos comemos una pizza mientras mis padres se ponen a hablar con mi amiga. Ella encantada se enfrasca en la conversación y yo mientras leo los mensajes que me manda Oscar, no me apetece contestarle estoy bastante rayada y el no para de hablarme. Decido dejar el móvil cuando veo la hora que es.

-Bárbara, vamos a llegar tarde-la digo-

-Es verdad-me dice-

-Buenos mis niñas, pasarlo bien y tener cuidado-nos dice y nos da dos besos a cada una-

-Adiós mamá-la digo saliendo-

-Adiós Ana-le dice mi amiga siguiéndome-

Esperamos a Sofía en la puerta como nos ha dicho ella, tarda en salir y la llamamos pero no lo coge, estamos a punto de llamar a la puerta cuando vemos que sale. Esta guapa se ha puesto unos short rosas de lentejuelas a conjunto con el top, con su pelo rubio suelto y sus taconazos. Nos saludamos y vamos a la esquina donde hemos quedado con Elsa y José para ir al local, hoy bebemos todos y no se conduce. Mientras vamos de camino le preguntamos a Sofía que tal esta el tema en su casa, nos dice que igual, esta tenso pero que hoy ha estado más tranquila, no ha pasado nada o eso cree ella. La animamos, y  empezamos a hablar de la fiesta cambiando de tema.

Nos esperan Elsa y José, ella con un conjunto negro de top y falda de tubo,  y él con un polo blanco y pantalones negros.  Nos reciben entusiasmados a pesar de llegar un poco tarde, y nos dirigimos al local donde es la fiesta. Vamos hablando todos, desde fuera seguro que parecemos un grupo contento sin problemas, pero es que hoy queremos olvidarnos un poco de la realidad y pasarlo bien.

En cuanto llegamos a la puerta se escucha la música, entramos y está lleno de gente apenas se puede uno mover dentro. Vamos directos a la barra a pedirnos algo yo me pido Ron junto con  Bárbara y Elsa, José y Sofía se deciden por un puerto de indias.

Estamos en la pista bailando a nuestro rollo, cuando así de repente me quedo mirando al fondo y veo a un chico, ahí en la barra, no sé muy bien porque me quedé embobada mirándole. Supongo que porque me llamó la atención, un chico alto, moreno,…Y no pude ver más, porque José se me puso en medio llamando mi atención.

– Madre mía tía que fiestote, has visto toda la gente que hay y tú te querías perder esto.

Es verdad yo no quería salir hoy, estoy cansada de los exámenes y aún nos quedan algunos la siguiente semana, pocos pero lo suficiente. Además el tema Oscar, bueno en realidad eso me ha dado ganas de salir para olvidarme. Y mis amigas y José me acosaron para salir el viernes, sino me sacaban arrastras de mi casa y son capaces.

– Puf si demasiada, oye ¿Y las chicas?

– Estarán pidiendo algo, ahora vienen -me dice- Creo que por ahí está también Víctor y sus amigos.

– Ah genial, luego les buscamos si quieres – sonrío- pero ahora necesito ir a un baño

– Mira ahí vienen, ¡eh chicas! –grita José-

– Holaa, holaaa –ríe Bárbara- 

– Ven, acompáñame al baño-la digo cogiéndola del brazo-

Vamos hasta el baño y esperamos la pertinente cola, hasta que podemos entrar. Cuando salimos por fin, veo que nuestros amigos ya están con Víctor, Diego, y dos chicos más…

Les saludamos y nos presentamos, pero Elsa me pide que la acompañe fuera para fumar y salgo con ella, para acompañarla.

Cuando salimos me doy cuenta que dentro es agobiante, y puedo respirar un poco. Nos alejamos un poco de la puerta porque está lleno de gente, y nos vamos por una calle. A la que nos acercamos escucho unos gritos, y miro a Elsa, ella también me mira y vamos más dentro de la calle para ver qué pasa. Por lo que podemos ver hay un chaval en el suelo y otro de pie insultándole y… pegándole.

-Eh, eh –grita mi amiga mientras nos acercamos-

-Que cojones -dice en cuanto nos ve y se va dejando al otro en el suelo-

-¿Estás bien? -le digo mientras me agacho y veo que tiene sangre- Ven agárrate -le digo y él me hace caso, parece más joven de lo que pensaba-

-Ven apóyate también en mi -le dice mi amiga y le ponemos en pie-

Intentamos llevarle al inicio de la calle, mientras intento llamar a José, pero no me lo coge. Lo intento con Bárbara y la misma, pero consigo hablar con Sofía, le explico la situación y salen en nuestra busca. Esperamos en un banco con el chaval, le preguntamos su nombre y que le ha pasado, el nos dice que se llama Aarón y que por favor no le digamos nada a su hermano. Nosotras no conocemos a su hermano, dice que está por aquí y se llama Izan. Le intentamos calmar y le decimos que como él quiera, pero que debería avisar a alguien e  ir al hospital a que le miren bien,  porque no sabemos si tiene algo roto. Él solo nos dice que no digamos nada, está bastante nervioso y nosotras no sabemos qué hacer, nos quedamos con él y esperamos que vengan los demás.           

Vemos que vienen los chicas y José, y detrás veo más gente, pero me doy cuenta que es Víctor y sus amigos. Según se acercan veo que uno de los chicos viene corriendo hasta Aaron, creo que es Jorge y está preocupado, solo por su cara.

-Madre mía, ¿qué te ha pasado?-le mira preocupado- Aaron ¿quién te ha hecho esto?

-Por favor no le digas nada a mi hermano-le dice- Que no se entere.

-Tú hermano ya está aquí -dice Víctor mirando atrás-

Aaron le cambia la cara, y yo solo veo a un chico que viene corriendo a nuestra dirección. No dice nada, solo se agacha donde está su hermano y le coge la cara con las manos, le mira bien donde tiene sangre. Parece muy preocupado y enfadado a partes iguales.

– ¿Qué ha pasado? –le dice con preocupación- ¿Quién cojones te ha hecho esto?

– Un chaval –dice asustado-

-Dime quien te lo ha hecho –le ordena su hermano-

– Tenias razón… –dice- es mal tío.

– No me digas que ha sido el desgraciado de Cristian – dice muy cabreado- le voy a matar, te dije que no te juntaras con él y su gente, te lo dije.

– Vamos tío, hay que llevarle a algún lado –dice Víctor- Mira como esta.

– Vamos, aunque no parece que tenga nada roto no estoy seguro– dice el hermano que ni siquiera se ha percatado de que estamos allí-

– Chicas gracias, ya quedaremos otro día más tranquilos – dice Jorge cargando a Aaron-

– No las des, por favor avisarnos si pasa algo… – les digo- cualquier cosa que necesitéis.

– Lo siento, nos tenemos que ir – dice Víctor mientras los demás empiezan a seguir a Izan y Jorge con preocupación- pero quedamos pendiente de quedar, y gracias otra vez.

– Si no te preocupes – dice Bárbara- tienes mi numero.

Vemos como se van todos con el chico, nosotros nos quedamos donde estamos, ya no nos apetece entrar con lo que ha pasado no tenemos cuerpo. Después de estar en la calle un rato hablando del tema, al final decidimos irnos a casa, Elsa y José son los primeros en separarse, y Bárbara y yo nos dirigimos por otra calle. Justo cuando estamos llegando escucho gritos, y la cojo del brazo.

– Ven –le digo a mi amiga, y ella me sigue-

– ¿Qué pasa? –me dice preocupada-

– Que hoy parece el día de las peleas –la digo viendo como se pegan dos chicos cerca de nuestra calle-

-Madre mía –dice mi amiga mirando- Ese, él de negro me suena…

Miro al chico que va vestido de negro, le está alumbrando una farola en este justo momento y puedo distinguir un poco su cara, entonces me doy cuenta que mi amiga esta en lo cierto, es él.